1. Introducción
El hombre es un ser social y político por naturaleza, por lo tanto, ha formado y desarrollado un sistema de comunicación en el cual ha logrado captar señales, gestos y sonidos, y por medio de ellos se relaciona. En toda comunicación necesitamos de dos elementos, uno de ellos el emisor (el que envía) y el otro receptor quien recibe; pero no pueden existir ambos sin haber un motivo que origine un mensaje. Ese motivo se define como necesidad, la cual a su vez es denominada como causa, no importando el efecto que pueda sufrir. La base de la comunicación es la misma que establecen las relaciones públicas o humanas, y en su avance está sujeto a la vida en grupo.
De acuerdo con investigaciones realizadas, existen evidencias suficientes como para establecer que empleamos más o menos el 70% de nuestras horas de actividad comunicándonos verbalmente, es decir, que cada uno de nosotros emplea alrededor de 10 a 11 horas diarias para comunicarse.
Dada la importancia de la comunicación verbal, en este trabajo se expondrá un breve enfoque de la Fonética, y de la pronunciación y los defectos que se presentan.
2. Fonética
La Fonética es la rama de la lingüística que estudia la producción, naturaleza física y percepción de los sonidos de una lengua. Sus principales ramas son: fonética experimental, fonética articulatoria, fonemática o fonética acústica.
Fonética experimental
Es la que estudia los sonidos orales desde el punto de vista físico, reuniendo los datos y cuantificando los datos sobre la emisión y la producción de las ondas sonoras que configuran el sonido articulado. Utiliza instrumentos como los rayos X y el quimógrafo, que traza las curvas de intensidad. El conjunto de los datos analizados al medir los sonidos depende únicamente de la precisión del instrumental así como de otros conocimientos conexos. También se han descubierto diferencias importantes en cada sonido oral.
Fonética articulatoria
Es la que estudia los sonidos de una lengua desde el punto de vista fisiológico, es decir, describe qué órganos orales intervienen en su producción, en qué posición se encuentran y cómo esas posiciones varían los distintos caminos que puede seguir el aire cuando sale por la boca, nariz, o garganta, para que se produzcan sonidos diferentes. No se ocupa de todas las actividades que intervienen en la producción de un sonido, sino que selecciona sólo las que tienen que ver con el lugar y la forma de articulación. Los símbolos fonéticos y sus definiciones articulatorias son las descripciones abreviadas de tales actividades. Los símbolos fonéticos que se usan más frecuentemente son los adoptados por la Asociación Fonética Internacional en el alfabeto fonético internacional (A.F.I.) que se escriben entre corchetes.
Los órganos que intervienen en la articulación del sonido son móviles o fijos. Son móviles los labios, la mandíbula, la lengua y las cuerdas vocales, que a veces reciben el nombre de órganos articulatorios. Con su ayuda, el hablante modifica la salida del aire que procede de los pulmones. Son fijos los dientes, los alveolos, el paladar duro y el paladar blando. Los sonidos se producen cuando se ponen en contacto dos órganos articulatorios por ejemplo el bilabial (p), que exige el contacto entre los dos labios; también cuando se ponen en contacto un órgano fijo y otro articulatorio, y el sonido se nombra con los órganos que producen la juntura, o punto de articulación, como por ejemplo el sonido labiodental (f) que exige el contacto entre el labio inferior y los incisivos superiores. Cuando es la lengua el órgano móvil no se hace referencia a ella en la denominación del sonido, así el sonido (t) que se produce cuando la lengua toca la parte posterior de los incisivos superiores se llama dental.
El modo de articulación se determina por la disposición de los órganos móviles en la cavidad bucal y cómo impiden o dejan libre el paso del aire. Esta acción puede consistir en la interrupción instantánea y completa del paso del aire para las implosivas; en dejar abierto el paso nasal pero interrumpido el oral para las nasales; en producir un contacto con la lengua pero dejar libre el paso del aire a uno y otro lado para las laterales; en producir una leve interrupción primero y dejar el paso libre después para las africadas; en permitir el paso del aire por un paso estrecho por el que el aire pasa rozando para las fricativas, y en permitir el paso libre del aire por el centro de la lengua sin fricción alguna para las vocales.
Se emiten diferentes clases de vocales según varíe la posición de la lengua, tanto a partir de su eje vertical (alta, media y baja), como a partir de su eje horizontal (anterior, central y posterior). Por ejemplo, en español son vocales altas las vocales de la palabra huir, es decir, la [i] y la [u]. Son vocales medias la [e] y la [o], es decir las vocales de la palabra pero y es vocal baja la [a] de la palabra va. Así, la lengua va de abajo arriba para pronunciar las dos vocales seguidas de la palabra aire, pero desciende a una posición media para pronunciar su última vocal. Hace el camino contrario de arriba abajo para pronunciar puerta. Son vocales anteriores del español la [i] y la [e], es decir las vocales seguidas de la palabra piel; las vocales posteriores son la [o] y la [u], es decir las vocales de la palabra puro; la [a] es la vocal central. La lengua se mueve de atrás hacia adelante para emitir las vocales de la palabra totales, hace el camino contrario para emitir las vocales de la palabra piélago. Las posiciones que mantiene la lengua para emitir las vocales u, i y a constituyen los vértices del llamado esquema vocálico uai.
3. El aparato fonador
Cualquier palabra o frase que emitimos, es producto de una serie de movimientos en los que intervienen varios órganos, que actúan regidos por el cerebro y que constituyen el aparato fonador. Estos órganos son: órganos de respiración, órganos de fonación y órganos de articulación.
* Órganos de respiración, también llamados cavidades infraglóticas, son: los pulmones, los bronquios y la tráquea.
Los pulmones tienen dos movimientos: la inspiración (absorción del aire) y la espiración (expulsión). La fonación se realiza en este segundo movimiento, más largo que el primero.
En la espiración, el aire contenido en los pulmones sale de estos y, a través de los bronquios y la tráquea, llega a la laringe.
* Órganos de fonación, cavidad laríngea. En esta cavidad se encuentran las cuerdas vocales, elemento clave del aparato fonador. Las cuerdas vocales son dos pequeños músculos elásticos. Si se abren y se recogen a los lados, el aire pasa libremente, sin hacer presión: respiramos. Si. por el contrario, se juntan, el aire choca contra ellas, produciendo el sonido que denominamos voz.
* Órganos de articulación, cavidades supraglóticas. Una vez que el aire ha llegado a la laringe podemos hablar de sonidos; sin embargo, donde se origina esa diversidad de sonidos es fundamentalmente en los órganos de articulación. El sonido es distinto según las posiciones de estos órganos al hablar. Son órganos de articulación: la cavidad nasal, que actúan como verdaderas cajas de resonancia.
La cavidad bucal está constituida por los labios, los dientes, los alvéolos, el paladar, la úvula o campanilla y la lengua.
El paladar está dividido en dos partes: paladar duro (zona prepalatal, mediopalatal y postpalatal) y paladar blando (zona prevelar y zona postvelar).
La lengua está dividida en ápice y dorso, dividido este último a su vez en predorso, mediodorso y postdorso.
Son órganos móviles: la lengua, los labios y el velo del paladar. Son inmóviles: los dientes, los alvéolos y el paladar duro.
4. Pronunciación de sonidos
Si una oración o una palabra se va descomponiendo, conseguiremos aislar los elementos más pequeños de que dispone la lengua: los fonemas.
No todos los hablantes realizan los sonidos de la misma manera. En ello influyen factores de todo tipo: el estado emocional, la relación que mantengamos con el receptor, la edad, el sexo, etc.
Es muy importante la influencia que ejercen unos sonidos sobre otros, provocando numerosos cambios. Por ejemplo, un fonema sordo en contacto con otro sonoro puede hacer que el primero se sonorice; un fonema bilabial arrastra a otro linguoalveolar a su mismo lugar de articulación. etc. No suena de la misma forma la s en asma que en raspa. Al pronunciar la n en las palabras ante o ángel, no colocamos la lengua en el mismo punto del paladar.
Si a pesar de todas estas variantes seguimos entendiéndonos los hablantes de una misma lengua, debe existir en los sonidos algo en común y algo individual u ocasional.
5. La Fonología
La Fonología estudia el significante en la lengua. Le interesan los sonidos ideales que están en la mente de todos los hablantes de una misma colectividad lingüística. Estudia los elementos fónicos que constituyen el significante de los signos lingüísticos y que sirven para crear mensajes diferentes.
En francés el sonido de la letra e presenta algunas variantes. Por ejemplo, según se pronuncie abierta o cerrada estaremos ante signos lingüísticos diferentes: le-les, de-des. Esto no ocurre en castellano, donde la variación en la abertura de la boca al pronunciar este sonido. sería incapaz de llevar consigo cambios de significación.
En castellano la r presenta variantes. Así, por ejemplo, no es lo mismo decir pero que perro. Se trata de fonemas diferentes y a ellos será a los que dedique su estudio la Fonología.
Precisamente en esto se diferencia esta disciplina de la Fonética, que estudia las características de los elementos fónicos independientemente de su función en la comunicación.
En la Fonología existen varias ramas:
La Fonemática, que estudia los fonemas de una lengua.
La Prosodia que estudia los suprasegmentos (acento, entonación) que acompañan a los fonemas y que, al igual que ellos, son capaces de cambiar el significado (función distintiva). Por ejemplo: término. termino y terminó sólo varían en la posición del acento, pero son signos lingüísticos diferentes; por tanto, el acento debe ser estudiado por la Fonología.
6. Fonemas y Alófonos
Los fonemas son las unidades mínimas en el plano de la lengua, del código. Son distintivos.
Cada lengua tiene un número limitado de fonemas, que son comunes a todos los hablantes en un momento dado (sincrónicamente) y que, según la selección y combinación que se haga con ellos, constituyen los diferentes significantes de los signos lingüísticos.
En los fonemas podemos hablar de rasgos fonológicos, propiedades en las que se basa la distinción entre unos y otros fonemas, y rasgos comunes. Los rasgos fonológicos son rasgos distintivos, relevantes, diferenciadores. Los comunes son no distintivos, irrelevantes.
Para averiguar cuáles son los fonemas de una lengua se emplea la prueba de la sustitución combinatoria. Si al sustituir unas unidades por otras la palabra formada cambia de significado, podemos hablar de fonemas.
paso paso paso
peso caso pavo
piso laso pato
poso raso pago
puso vaso palo
En el primer grupo sólo hemos variado la segunda unidad; sin embargo, el significado no es el mismo en ninguna de ellas. La /a/, /e/, /i/, /o/, /u/ son fonemas. Lo mismo sucede si sustituimos el fonema /p/ por /k/, /l/, /r/, /b/ (segundo grupo) o el fonema /s/ por /b/, /t/, /g/, /l/.
Los fonemas se representan entre barras / /.
Alófonos son las realizaciones concretas, fonéticas, de los fonemas, de acuerdo con los elementos fónicos que entren en contacto. Son sonidos del habla, variantes fonéticas de un sonido real. Por ejemplo, en castellano la e inicial de la palabra ejes es más abierta que la segunda; sin embargo, si pronunciamos la e más o menos abierta no cambiamos nunca el significado de las palabras. Estas dos realizaciones concretas son variantes fonéticas, alófonos, del fonema /e/.
La elección de uno u otro alófono viene determinada por el contexto.
Los alófonos se representan entre corchetes [ ].