A través del tiempo el desarrollo de la moda y la vestimenta ha sido afectado por diferentes sucesos. Algunos de los más influyentes fueron los movimientos sociales de protesta por la inconformidad con respecto al mundo establecido, como por ejemplo, los movimientos feministas y el movimiento hippie que tuvieron lugar en la década de los ‘60 y principios de los ‘70 respectivamente, o el movimiento punk en los ‘70, entre otros.
Otra de las causas por las que la moda fue cambiando a lo largo del tiempo fue la búsqueda de la comodidad y la practicidad que la misma pudiera brindar. Las necesidades económicas y la producción en masa que devino de la Revolución Industrial, llevaron a la creación de diseños más simples y a la utilización de materiales más económicos.
En el siglo XIX, la confección de la indumentaria femenina se producía intentando imitar la imagen de un reloj de arena, ya que esto hacia destacar la figura de la mujer. Es entonces cuando surgen los vestidos emballenados y los famosos corsés que permitían reducir la imagen de la cintura de las mujeres hasta 40 cm. Esta tendencia poco saludable persistió hasta mediados del siglo XX, cuando comienza a decaer como consecuencia de la liberación de la mujer y de los problemas de salud que producía.
Actualmente, a la hora de adquirir prendas, las mujeres pueden sentir discriminación ya que respecto a las medidas del cuerpo femenino, la ropa que se ofrece en las diferentes marcas, está hecha exclusivamente para mujeres muy delgadas.
Es menester hacer un vuelco en la cultura de la sociedad y ayudar a entender que no es natural adaptar al cuerpo humano a las prendas de moda, sino que más lógico y saludable es ajustar la moda a las necesidades de cada cuerpo.
En el cambio de cultura y valores, resulta que el físico ideal es de una extremada delgadez, cosa que atenta contra la naturaleza de la mayoría de las mujeres, y que es muy difícil de sostener en la realidad, lo cual produce un deterioro en la salud de las jóvenes y la discriminación en las mujeres maduras.
Por este motivo y otros tantos más, la industria de la moda continúa atravesando Issues y diversas crisis que la afectan. Algunas situaciones conflictivas que tienen lugar en la actualidad y en nuestro país son, por ejemplo, la contaminación debido a la utilización de productos que no son procesados antes de ser volcados como residuos, el empleo de mano de obra esclava, ya que se explota ilegalmente a personas de bajos recursos aprovechándose de su situación de necesidad, también se evidencia la carencia de talles en la elaboración de indumentaria, entre otros.
Por estas razones, existen diferentes grupos de presión, que promueven los derechos humanos, ambientales, organizaciones de autoayuda que trabajan con diversas temáticas relacionadas al cuerpo humano y organizaciones de defensa al consumidor, entre otras. Las mismas ejercen presión hacia la industria de la moda para intentar cambiar la cultura establecida.
Existen dos posturas claramente definidas, las empresas de indumentaria y la oposición a éstas. Las Relaciones Públicas, a través de la Gestión de Conflictos potenciales o Issues Management, se vinculan directamente con las empresas productoras. Estas deben conocer su entorno y todas aquellas situaciones que pueden impactar en la organización de forma negativa, sean cuestiones externas como conflictos político, económico, regulación legal (como lo es la Ley de Talles) etc.
De esta forma, las diversas técnicas de RR.PP. colaboran para detectar una problemática antes que se convierta en crisis.
Por otro lado, se encuentra la postura opositora, entiéndase a ésta como grupos de presión, ONG’s, organismos de defensa al consumidor, organismos de DD.HH., entre otras, que gestionan sus intereses en contra de las empresas productoras de indumentaria por estar en desacuerdo con sus prácticas productivas y sociales. Para esto, los grupos opositores hacen uso de las Relaciones Públicas para tener voz, y son escuchadas por la sociedad gracias a técnicas como lobbismo o gestión de intereses, grassroats, coalition lobby, entre otros.
De no ser por el vínculo que mantiene las Relaciones Públicas con el Estado, el sector privado y las ONG’s, la sociedad quedaría supeditada a las decisiones de unos pocos. Afortunadamente, esta disciplina provee estrategias de comunicación y abre un canal de doble vía, donde todas las partes pueden exponer sus puntos a favor o en contra sobre una determinada realidad.
Por: Verónica V. Stangaferro Auach.