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Noticia Ampliada

  • 11/03/2025
  • Aprender a decir "no"

Roy García, Presidente de Rock Instrument Bureau RIB, Key Note de "Reality Design, el mundo real del diseño" organizado por SURe Brandesign (www.surebrandesign.com).

Para estar donde estoy tengo que hablarles de mi pasado y ser sincero
en cómo hice mi carrera, porque de eso se trata, de ser honesto.
Nosotros, desde Rock Instrument Bureau tenemos confianza en el trabajo
y creemos que lo mejor que podemos mostrar es eso: nuestro trabajo. Y,
personalmente, en los trabajos siempre necesito encontrar un punto de
honestidad para engancharme y concretarlo. ¿Por qué? Uno pasa muchas
horas en eso, un proyecto está en la cabeza recurrentemente, genera
una especie de “enamoramiento” y para enamorarme, tengo que creer.
Pero empecemos desde el principio. En la adolescencia tuve una
enfermedad que me dejó un tiempo en cama y empecé a dibujar todo el
día. Luego estudié y comencé a desempeñarme como ilustrador. El dibujo
fue una herramienta que me abrió muchas puertas y me generó una
capacidad de imaginación o de invención que me gratificaba mucho. Gané
un premio de pintura y decidí irme a Europa solo. Cuando volví, me
anoté en la carrera de Diseño Gráfico. Fue una etapa de la formación
que recuerdo con muchísima felicidad: trabajaba de ilustrador de día y
estudiaba diseño de noche.
¿Por qué no estudié dibujo? Dibujo era una carrera muy pequeña,
porque había muy poca gente que trabajara y ganara un buen sueldo como
dibujante. Entonces entendí que había una oportunidad de trabajar para
agencias y ganar un poco más de dinero. Un amigo me dijo una vez que
en ningún trabajo había que ser un diez porque de ese modo uno se iba
a quedar siempre en el mismo lugar. Lo que quería decir es que el que
sirve perfecto café, va a servir café toda la vida. No sé si
efectivamente tiene razón, pero lo que me quedó de su frase es que no
había que conformarse con lo que uno tiene. Algo que está bien siempre
puede estar mejor. Y esa es una constante que me acompañó en mi carrera.
El paso siguiente fue entrar a trabajar a una agencia como dibujante
donde aprendí a usar las computadoras de observar a mis compañeros. La
agencia me posibilitó hacer una carrera importante, me preparó para
enfrentarme con mucho trabajo, muchos clientes, muchas exigencias:
Brief de proyectos distintos todos los días, en una época del país
sobredimensionada, con mucho poder adquisitivo, con capacidad de
producir de diferentes artistas, películas, cine, etc. Con mi amigo
Sebastián D'Ovideo (actual socio en RIB) inventamos el “after-work”,
más work después del work. Teníamos adrenalina de trabajar, durante el
día el trabajo de agencia, y durante la noche, usando las conexiones
que nos generaba nuestro trabajo para hacer otras cosas que tuviesen
un poco más de libertad. Comenzamos a vincularnos laboralmente con
algunos diseñadores, artistas, etc. Nos involucramos con un circuito
de gente que era distinto al de la agencia. Fue una época de premios
que me llevó a convertirme en head of art de la agencia.

Pero había que seguir moviéndose y junto a Sebastián y otros
compañeros, nos cambiamos de agencia donde oficializamos el doble
trabajo: por un lado la agencia y, por el otro, clientes propios. En
esa agencia ganamos un MTV.
Dos años más tarde creamos el estudio. Teníamos clientes chicos pero
empezamos a encontrar nuevos. Continuamos trabajando fuera de horario
y hasta nos ganamos un Grammy.
¿Qué aprendí durante todo ese tiempo? Lo más importante: a decir NO a
lo que no quiero y poner todo mi esfuerzo en lo que sí quiero. Parece
una tontería pero no mucha gente lo logra. También aprendí a brindarme
la posibilidad de cambiar, eso es importante para no quedarse en la
zona de comodidad, que a la larga no ayuda. Hay que desarrollar las
aptitudes (skills), rodearse de amigos valiosos y desarrollar un
estilo de trabajo propio. De los skills aprendimos cuál era nuestra
oferta de trabajo, qué podíamos ofrecer; de los amigos surgieron
oportunidades donde pudimos mostrar quiénes éramos, cómo trabajábamos
y cuál es nuestro estilo. La sumatoria de estas habilidades, del
estilo y de la conducta de trabajo comenzó a generar una diferencia y
a transformarnos en una opción.
Nosotros vendemos una respuesta y las marcas tienen preguntas sin
respuesta. Las marcas están vivas: se enferman, están chatas, tristes,
etc y vienen a buscar soluciones. Somos optimistas y ante un problema
vemos la solución desde un lugar atípico. No hay un manual para
resolver problemas. Nosotros le quitamos la angustia a las marcas y
respondemos con precisión. Tenemos un estilo de trabajo que transmite
una idea y el lenguaje visual de esa idea. Soy un vendedor. Aprendí a
vender lo que aprendí a ser. Para eso aprendí a confiar en el talento
personal y a trabajar en eso. También elegí tener un socio en el
estudio, que es mi amigo, porque considero que es muy necesario tener
un par. Creo, además, que hay que ser flexible para dar respuestas,
como si fuera un círculo y no un cuadrado. Y que las respuestas deben
ser simples, memorables y precisas. Solo hay que ser consecuentes con
la idea, con el sueño personal y avanzar. Se puede, con honestidad y
trabajo. Hay que aprovechar al máximo los días de trabajo, aprender de
los otros, y probar. Hay que ser libre para hacer la propia historia y
diferenciarse así de la competencia.

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