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Noticia Ampliada

  • 25/11/2024
  • Se viene el cole: dejamos de leer en casa?

Por Silvia Portorrico, Departamento de Programas de Promoción de Lectura de Fundación Leer, www.www.leer.org

Las vacaciones están llegando a su fin, pronto comenzarán las clases
y toda la familia se enfrentará a cambios importantes en su rutina.
Durante el receso escolar los chicos se olvidaron de las tareas, del
estudio y privilegiaron actividades recreativas y al aire libre.
Muchas familias incorporaron momentos de lectura durante las
vacaciones, en la playa, en la montaña o en la ciudad, adultos y niños
tuvieron oportunidad de destinar tiempo a los libros.

Es habitual que los padres, en la época de clases, deleguen la
responsabilidad de la formación del hábito lector en la escuela. Pero
la escuela sola no puede abarcar todos los procesos imprescindibles
para la formación de lectores autónomos.
Es en el seno de la familia donde se produce el encuentro primordial
entre los niños y los libros. De allí la importancia de seguir
estimulando la lectura, buscando momentos propicios y estrategias
adecuadas, dando al libro el valor necesario para formar el hábito
lector.

Leer, leer y leer parece ser la consigna más valiosa. Disponer de
libros variados, interesantes y de calidad en la biblioteca familiar,
o buscarlos en la biblioteca del barrio, es imprescindible. Cuanto más
variada sea la oferta, más interés lograremos despertar en los lectores.

Pero ¿cuándo leer con los chicos? La hora de dormir suele ser la
número uno del ranking. Un cuento cada noche, la consigna preferida.
Maravilloso momento para compartir un cuento, una poesía, el capítulo
de una novela. La voz del adulto cobijando, arropando, envolviendo
deliciosamente al niño que está totalmente disponible, atento,
encantado por la cercanía del afecto. Hasta que se funden en comunión
perfecta, la voz amorosa del adulto, la magia del relato, la hora del
sueño. Nadie debería perderse esta experiencia.

Hay otras situaciones que se pueden disfrutar durante el día, para
propiciar la lectura de todo tipo de textos: la elaboración de listas
de supermercado, la lectura de recetas, las noticias del diario. Los
padres pueden compartir estas actividades con los hijos para
incentivarlos a leer y escribir.

Pero poco sentido tendrán todas estas actividades si los chicos no
tienen como modelo lector al adulto. Los padres interesados en que
sus hijos lean tienen que preguntarse qué clase de lectores son, qué
libros les interesan, qué lugar ocupa la lectura en sus vidas. Solo
así, reflexionando, revisando las propias experiencias, cuestionando
su propia actitud ante los libros, es que podrán transmitir el amor y
el gusto por la lectura a los niños.

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