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Noticia Ampliada

  • 25/11/2024
  • Un chico lector necesita el compromiso de un adulto

Por Rocío Brescia, especialista de Fundación Leer, www.leer.org

Muchas veces los adultos creemos que promocionar la lectura infantil es regalar libros, y en realidad se trata de compartir los libros con los niños, es decir, comprometerse en este acto.

La lectura es una práctica cultural, no un objeto. Entonces, la idea es participar con los chicos en la lectura, sobre todo porque lo más interesante del texto no es el hecho de sencillamente leer, sino lo que puede provocar en ellos ese acto. Para potencial sus efectos se puede hablar con ellos sobre qué les pareció transitar el proceso de lectura, como se va recreando la historia, qué ponen de sí mismos en ella, etc.

El adulto como mediador tiene muchas tareas, y muchos espacios de intervención.

En la medida en que los chicos no compran los libros, la primera acción de mediación cultural de un adulto es la elección del libro ¿Cuáles serian los criterios para seleccionar uno bueno?
En primer lugar, el valor del clásico. Cuando hablamos de clásicos nos referimos a libros que se hayan constituido ya como valor referente. Si hablamos de la literatura infantil nacional, María Elena Walsh o Elsa Bornneman, por ejemplo.
Gente que es un pilar constitutivo de nuestra historia de la literatura infantil.
Las obras de María Elena Walsh son una bisagra y un umbral también, porque significaron el nacimiento de los nuevos escritores, como Laura Devetach, Graciela Cabal, Graciela Montes.

Por otro lado, la literatura infantil en un principio es literatura.
Si a un adulto la historia no lo conmueve, no sirve. No se trata de que esté escrito para chicos, sino de sentirse conmovido, de sentir esa conexión cuando el libro verdaderamente vale la pena. Pero por el otro lado, tampoco hay que priorizar sus propios gustos sino tener en cuenta los gustos de los chicos: ver cual es su inclinación, las temáticas que más les interesan, algo que va a depender mucho de la edad de los chicos.

En el caso de elegir un libro que el adulto les va a leer, mas allá de la edad hay que buscar una historia que se desee compartir con ellos.

Ahí el criterio debe ser es la idea de que la historia sea buena, que tenga calidad literaria. En ese punto no hay tantas franjas etarias.
Hay textos que son increíbles y que funcionan en cualquier edad, como los de Rohal Dahal, autor de Matilda, o de Charlie y la Fábrica de Chocolate.

También hay que tener en cuenta la cuestión de lo que se llama la "lectura habilidad", es decir en que medida nuestros chicos podrán afrontar las habilidades discursivas que demande el texto. Porque muchas veces compramos o elegimos libros que nos parecen interesantísimos, pero el lector al que se lo compramos esta muy lejos de poder acceder a ellos por la extensión o las complicaciones de la trama. En todo caso si estamos dispuestos a hacer ese desafío transitémoslo junto a ellos. Muchas veces los chicos no sienten placer de leer porque no comprenden. Entonces es necesario un mediador que pueda permanecer, preguntar, leer con ellos, interesarse por la historia y de alguna manera ser protagonista de esta experiencia de los niños lectores...

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