Se entregaron juguetes, los chicos fueron maquillados y disfrutaron de un show de magia.

Para que todos los chicos puedan disfrutar de la Navidad, Papá Noel estuvo entregando muchos regalos en las salas de la Fundación Flexer. Las fiestas se anticiparon unos días y el 16 y el 18 de diciembre, Papá Noel visitó la sala de la Fundación en el Hospital Pedro Elizalde. Junto al banco HSBC que participó con una campaña de juguetes y una acción de la Legislatura Porteña, los chicos pudieron pasar una Navidad distinta. Los voluntarios de la Fundación y los del HSBC fueron los encargados de ayudar a Papá Noel a entregar todos los regalitos. Los voluntarios de la Legislatura ayudaron maquillando a los chicos y a sus mamás. Todos disfrutaron de la visita, renovando la ilusión y la esperanza para el próximo año!!!

El miércoles 17 la Fundación estuvo en Pichincha, acompañado nuevamente por ayudantes del HSBC. Además, los chicos disfrutaron de los trucos del Mago Daniel Garber quien con su gran show hicieron de la tarde un momento especial para todos los chicos.

Por último, para celebrar fin de año, el viernes 19 se realizó una fiesta en el servicio de Hemato-oncología del Hospital Posadas. A la fiesta asistieron enfermeras, voluntarios de la Fundación que acompañan a los chicos en la internación, Lucila Pero Ayerza, coordinadora de la sala de juegos, Teresa Méndez y el equipo de Psicólogos, el jefe del servicio Dr. Armando Picón y los niños que se atienden en el servicios con sus familiares.

Fue una fiesta llena de sorpresas y alegría en la que los chicos disfrutaron de este mimo junto a sus familias y acompañantes.

La Fundación Natalí Dafne Flexer (www.fundacionflexer.org), de ayuda a niños con cáncer, fue creada en 1995 por Edith Grynszpancholc en memoria de su hija. Con el apoyo de un grupo de amigos totalmente comprometidos por el afecto y la solidaridad, la Fundación comenzó a desarrollar actividades de contención emocional para niños enfermos de cáncer y sus familias. Edith brinda una contención integral, tanto para el niño enfermo de cáncer como para sus padres. No ofrece soluciones médicas directas, pero su intervención repercute en la calidad del tratamiento, en el bienestar general de la familia y en la capacidad de los adultos para acompañar a sus hijos.

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