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Noticia Ampliada

  • 31/12/1969
  • Volvé a usar las joyas de la abuela, pero con tu estilo

Por Selene Lozano (www.selenelozano.com.ar), diseñadora de joyas.

Cuantas veces pasa que heredamos una joya de la abuela u otro antepasado, pero por su tamaño, estilo o peso estético nos resulta complicado usarla. También, puede suceder que nos gusten algunos de sus componentes, pero no el conjunto en sí, o que no vaya con nuestro estilo actual. Frente a todos estos inconvenientes casi siempre hay posibles soluciones para que esa pieza que tanto cariño nos despierta podamos conservarla y, al mismo tiempo, lucirla.

Primero, para saber si una joya puede ser restaurada o reformulada hay que establecer de qué material está hecha y cómo fue confeccionada. Por ejemplo, si es de fundición probablemente no se la pueda trabajar completamente, pero sí se le puede hacer un engarce nuevo y hasta darle una nueva función.

Cada trabajo depende mucho de la pieza, para idear el rediseño hay que tener en claro qué se desea lograr, y eso se sabe con largas charlas entre quien hará el trabajo y el dueño de la pieza, es necesario llegar a un conocimiento profundo. En general, cuando una persona se acerca y manifiesta querer reciclar una pieza es porque ésta tiene un peso afectivo importante en su vida. Esto ya es importante a tener en cuenta.

El material es, efectivamente, clave a la hora de planear la reforma. El oro es 100% noble a la hora de reciclar. Por sus cualidades no se devalúa ni se estropea con el paso del tiempo, de ahí que sea tan buscado a lo largo de los años.

Junto con el oro, otros metales nobles a la hora de reciclar son el platino y la plata. Las joyas de plata también son consideradas en cuanto a su valor. Este dependerá de si es una pieza antigua, si es un diseño original o si está firmada o se puede probar su autor, si pertenece a una época determinada. Esto es importante porque es un metal que sí se degrada con el paso del tiempo, pues el aire lo va oxidando. Aunque, este es un proceso que lleva siglos para que se dé.

Sí hay materiales que difícilmente permitan una reformulación. Es el caso del plástico, que se utiliza bastante en la joyería moderna, pero no tiene grandes posibilidades de modificación.

Otra posibilidad es que solo resulte interesante conservar la piedra, si la tuviera. En esos casos se la retira y se puede diseñar una nueva joya en función de esa gema. Hay que prever cómo será el desengarce, para evitar posibles daños en la piedra. Como las esmeraldas, que son las más delicadas, o las perlas que se trabajan pegadas y eso limita su cambio. Antiguamente se usaban mucho los medallones, hoy se les puede dar un toque moderno y transformarlo en piezas con mayor uso, como broches para los sacos.

Hay casos en los que la pieza original tiene una pequeña falla o fisura, entonces se puede reconvertirla para darle un nuevo uso subsanando ese quiebre. Por ejemplo, un camafeo que tenía una pequeña rajadura se readaptó con un engarce y se reconvirtió en un collar de diseño exclusivo.

Encarar el proceso de rediseño de una joya siempre vale la pena cuando su propietario tenga en mente querer usarla.

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