Noticia Ampliada
- 31/12/1969
- El síndrome de Ulises, y el coaching
Por Leonardo Wolk (www.leadinggroupla.com), autor de Coaching para Coaches. Teoria y práctica de la supervisión, Gran Aldea Editores
Hay una temática traída por numerosos coacheados: la emigración, en sus múltiples formas, se ha transformado en un hecho permanente en el mundo globalizado.Quien migra deberá pasar por un proceso de adaptación a una nueva cultura (hasta dos ciudades de un mismo país tienen culturas específicas y muchas veces diferentes) que demanda flexibilidad y resiliencia por parte del sujeto migrante, que se ve afectado emocionalmente. En el ámbito empresarial y organizacional hay muchas personas que son:
- Profesionales y ejecutivos expatriados trabajando para una multinacional en un país extranjero. Españoles, franceses, italianos en Argentina; argentinos en Brasil, Estados Unidos, Chile, Israel. La lista de posibilidades es enorme.
- Empleados de todas las posiciones que de la ciudad capital emigran al interior y viceversa, tanto en Argentina como en el exterior.
- Repatriados. Personas que tras años de vivir en el exterior, regresan a sus países y ciudades de origen.
- Inmigrantes perseguidos por razones políticas o raciales. Si no lo eran directamente también lo sentían por asociación e identificación con sus padres, directamente damnificados.
- Personas que viven como migración el hecho de cambiar de barrio o dejar su casa de infancia.
Además de las situaciones particulares, tanto personales como profesionales o laborales, todos los casos estaban atravesados por situaciones de pérdidas, culpas, miedos, vergüenzas y duelos que respondían a algo que impactaba significativamente en su existencia, y que se conoce como síndrome de Ulises.
Un síndrome es el conjunto de síntomas que particularizan a una patología o situación. El nombre de este trastorno se inspira en el héroe de la Odisea, quien padeció innumerables adversidades y peligros lejos de sus seres queridos y que añoraba su tierra de origen pero se veía imposibilitado de volver. El síndrome de Ulises se caracteriza por una condición de estrés crónico y múltiple que padece el inmigrante al afincarse en su nuevo país o lugar.
Emigrar se está convirtiendo hoy para millones de personas en un proceso que incluye unos niveles de estrés tan intensos, que en algunos casos llegan a superar la capacidad de adaptación de los seres humanos.
Según el doctor Joseba Achotegui, Psiquiatra y profesor de la Universitat de Barcelona y Director del SAPPIR (Servicio de Atención Psicopatológica y Psicosocial a Inmigrantes y Refugiados) en Barcelona, es una situación de estrés límite, con cuatro factores vinculantes:
Soledad, al no poder trasladarse con su familia o estar separado de sus seres queridos. La soledad forzada se vive sobre todo de noche, cuando afloran los recuerdos, las necesidades afectivas, los miedos Algunas veces ésta es forzada por falta de condiciones económicas o migratorias, otras por elección, para no cambiar situaciones relacionadas con el conjunto de la familia (trabajo del cónyuge, escolaridad de los hijos, etc.).
Sentimiento interno de fracaso o desesperanza, al no poder acceder al mercado laboral, por las extremas dificultades del proyecto migratorio o por trabajar en condiciones de explotación.
Sentimiento de miedo. El miedo físico, el miedo a la pérdida de la integridad física tiene unos efectos mucho más desestabilizadores que el miedo de tipo psicológico, ya que en las situaciones de miedo psíquico hay muchas más posibilidades de respuesta que en las de miedo físico.
Sentimiento de lucha por sobrevivir. Dificultades para lograr la satisfacción de necesidades básicas como vivienda, alimentación, salud.
Según este experto, los síntomas del síndrome de Ulises son sentimientos depresivos (tristeza y llanto), pensamientos de muerte y obsesivos por los gravísimos problemas que atraviesa: ansiedad, irritabilidad con quienes los rodean, problemas somáticos (cefaleas y fatigas por su dolor psíquico) o síntomas confusionales (pérdida de memoria).
Ulises era un semidios que, sin embargo, a duras penas sobrevivió a las terribles adversidades y peligros a los que se vio sometido. Pero quienes llegan hoy a nuestras fronteras son personas de carne y hueso. En estos casos, el coaching puede ayudar a la transculturación, ese largo proceso donde se adquiere un sentido de pertenencia. Historial de noticias