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Noticia Ampliada

  • 31/12/1969
  • Exigimos respuestas eficaces para los niños en situación de riesgo

Por Gerardo Mitre, presidente ejecutivo de Fundamind (www.fundamind.org.ar).

La situación de la niñez en la Argentina no es fácil, si bien hubo
avances (como la Asignación Universal por Hijo), todavía hay grandes deudas
que no han sido resueltas. Esto se ve en las realidades cotidianas que se
viven en los hogares sustitutos, por ejemplo.

El gran cambio se dio en 2005 con la sanción de la Ley Nacional
26.061, de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y
Adolescentes. Así, los niños pasan de ser considerados objetos para ser
vistos y comprendidos como sujetos de derecho.

Con esta ley, distintas instituciones comenzaron a coordinas sus
acciones para devolverle a la familia su rol protagónico, que sea ella la
contenedora, pues es la primera instancia como garantía de base para un
desarrollo humano y afectivo de todo niño. A esto se suman actividades y
respuestas a situaciones concretas como las de violencia familiar, trata,
tráfico, adicciones y trabajo infantil, todas problemáticas que siguen
siendo un flagelo para los pequeños. La idea inicial de la ley es que los
chicos y adolescentes puedan ejercer sus derechos, que los conozcan y así
puedan realizarse como ciudadanos.

Para poner en evidencia los fenómenos, es bueno destacar que con la
Asignación Universal por Hijo se destina el 1,2% del PBI Nacional a ayudar
económicamente a más niños, pues las estadísticas dicen que alrededor de
4.000.000 son pobres. Sin embargo, este dinero no resuelve los problemas de
fondo, y así lo indican quienes trabajan en instituciones que se dedican a
la infancia. Ellos afirman que el peor horror que sufren a diario los chicos
es la indiferencia, ya sea de parte de la sociedad o del Estado, pues para
muchos es imposible de imaginar las carencias que muchas familias deben
soportar a diario. Por otro lado, quienes intentan trabajar para dar una
solución a esto deben cobrar sueldos siempre desfasados en el tiempo.

Algo similar sucede con las becas o los subsidios que los chicos
reciben, que muchas veces no se pagan a tiempo y antes los reclamos de los
directores de los hogares las respuestas siempre son excusas. Esto es lo que
viene sucediendo en la Provincia de Buenos Aires.

Por otro lado, la Ciudad de Buenos Aires brinda atención a más de
14.000 niños y adolescentes a través de distintos programas como las casas,
las juegotecas, los centros de desarrollo y más. Sin embargo, los directores
de los hogares reclaman que las becas para cubrir los gastos de los pequeños
están por debajo del monto necesario y siempre se cobran fuera de término.
Esto hace que las situaciones se dificulten aun más, y que las asociaciones
sobrevivan gracias a la comunidad, a los padrinazgos y la gestión de líderes
sociales que los hacen visibles.

Tanto en la provincia como en la Ciudad de Buenos Aires, los
especialistas y quienes están con los infantes aseguran que las
problemáticas se han ido complejizando, desde los tiempo de
institucionalización que son muy largos hasta en las condiciones que los
chicos llegan. No hay articulación entre los distintos actores que
intervienen, así como tampoco son eficaces las propuestas para trabajar con
los grupos familiares de origen y los egresos de los niños.

Los chicos que están en los hogares o asisten diariamente a los
centros de día no pueden esperar. Es necesario darles respuestas a sus
problemas que se relacionan con la salud mental, turnos médicos,
dispositivos para trabajar con las familias y una red de contención de
todos los actores involucrados para poder brindar un egreso que les asegure
la inclusión y no el rechazo.

Para que los niños puedan comenzar a ser entendidos y tenidos en
cuenta debe haber un Estado comprometido, con políticas activas y reales,
eficaces según el momento actual.

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