“De todos los oficios
prefiero el de la imprenta,
porque es el que más ha ayudado a la dignidad
del hombre”.
José Martí
Orígenes y antecedentes.
La fecha exacta de la aparición de la imprenta
se encuentra entre los hechos que han causado
gran controversia a lo largo de los siglos. Los
antiguos ejemplares impresos que aún existen,
señalan fechas y nombres de talleres que
permiten dar seguimiento a la historia de las
impresiones aunque aún no se pueda trazar el
cuadro general de la invención de tan importante
avance.
Algunos autores consideran como “(…) precedente
inmediato de la imprenta, al libro xilografiado,
este se realizaba generalmente a partir de
dibujos que se podían colorear posteriormente.
Las obras xilografiadas llegaron a alcanzar una
relativa popularidad a finales de la Edad Media,
especialmente para barajas, juegos y algunos
libros de fábulas, así como para la famosa
Biblia pauperum o Biblia de los pobres,
realizada a base de dibujos y de gran difusión
entre las clases populares” (López de Prado)
Cuenta la historia que hasta 1449 y aun en años
posteriores, los libros se difundían en copias
manuscritas por copistas, muchos de los cuales
eran monjes y frailes dedicados exclusivamente
al rezo y a la réplica de ejemplares por encargo
del propio clero o de reyes y nobles. Como no
todos los monjes copistas sabían leer y
escribir, realizaban la función de copistas,
imitadores de signos que en muchas ocasiones no
entendían, lo cual era fundamental para copiar
libros prohibidos que hablaban de medicina
interna o de sexo. Las ilustraciones y las
letras capitales eran producto decorativo y
artístico del propio copista, que decoraba cada
ejemplar que realizaba según su gusto o visión.
Cada uno de sus trabajos, podía durar hasta diez
años.
A China se le atribuye el descubrimiento de la
imprenta que deriva de la técnica del sello
grabado o en relieve. Las primeras pruebas de
imprenta con tipos móviles efectuados en Europa
y conocidas por nosotros datan de mediados del
siglo XV. ) Es por ello que se dice que la
invención de la imprenta, no es europea, sino
china, y se remonta al año 960, durante el
periodo de los Song (960 - 1279), en que se
usaron en China tipos móviles de madera, uso que
se extendió a Turquestán en 1280. El caso es que
la Europa Central de principios del Renacimiento
ya conocía el invento.
Aunque siempre se piensa en Maguncia como la
cuna de la imprenta, parece ser que son los
Países Bajos su más serio competidor, pues se
imprimió allí con tipos móviles antes que en la
ciudad alemana, y consta que es la única nación
europea a la que los alemanes no llevaron la
imprenta.
Es necesario apuntar que muchos países han
pretendido apropiarse de la gloria de la
invención de la imprenta, por ejemplo, “los
holandeses mantienen que su inventor fue Coster,
en la ciudad de Haarlem, mientras los franceses
aseguraron durante años que la imprenta era un
invento de los orfebres de Estrasburgo. En
realidad, hacía tiempo que se conocía en Europa
la prensa y las aleaciones de los metales
necesarios para la fabricación de los tipos
móviles: pero fue necesario el genio creativo de
quien supo combinar diferentes ideas para
ofrecer un producto nuevo para que el
descubrimiento echara a andar. (López de Prado).
Esta misma autora considera que “La imprenta es
cualquier medio mecánico de reproducción de
textos en serie mediante el empleo de tipos
móviles. Es diferente a la xilografía, grabado
en madera sobre una sola plancha. Ambos son
inventos chinos, aunque estos no llegaron a
extraer a la imprenta todo el rendimiento que
era capaz de ofrecer. De cualquier modo, y dada
la incomunicación existente entre Oriente y
Occidente, puede considerarse que su
re-invención en el siglo XV es su verdadero
punto de partida, ya que será entonces cuando
alcance las dimensiones que de ello cabía
esperar.”
Según un artículo publicado en la Enciclopedia
Libre Universal en Español, con la “(…)
controvertida historia aparecieron a disputar la
gloria del llamado Padre de la Imprenta los
nombres del alemán Mentelin, impresor de
Estrasburgo entre 1458 y 1478; el italiano
Pánfilo Castaldi, médico y después tipógrafo en
1470 y Lorenzo de Coster, de Haarlem, Holanda
(1370-1430.) Cada uno tiene un monumento en sus
respectivas localidades, sin embargo, perdieron
el pleito definitivamente los partidarios de
Mentelin y Castaldi, pero en Holanda y los
Países Bajos persiste la idea en favor de su
paisano, el llamado "Sacristán de Haarlem", a
quien una leyenda supone víctima de infidelidad
por haberle robado tipos de imprenta móviles un
dependiente llamado Juan, fugándose luego a su
patria donde divulgaría el secreto del nuevo
arte de imprimir libros. ¿Ese tal Juan sería...
Gutenberg? O,... ¿quién sería? “
Pero entre todas estas versiones aparece “la más
pura, clara y exacta noticia de la invención de
la imprenta por Gutenberg y sus colegas; esta
fue tomada de una edición que data del año 1502
de un tal Tito Livio en Maguncia, Alemania,
impresa por Juan Schoeffer (hijo de Pedro),
sucesor de la imprenta que en el pasado le
perteneció a Gutenberg y dice: Este libro ha
sido impreso en Maguncia, ciudad donde el arte
admirable de la tipografía fue inventado en 1450
por el ingenioso Johann Gutenberg y luego
perfeccionado á costa y por obra de Juan Fust y
de Pedro Schoeffer... etc. “ (tomado de la
Enciclopedia Libre Universal en Español). El
invento se mantuvo en secreto durante un par de
décadas pues en apariencia Gutenberg y su equipo
estaban fabricando espejos.
En la difusión de la imprenta se debe a las
guerras civiles en Alemania y el auge de las
rutas comerciales europeas, verdaderos caminos
de intercambio de bienes materiales y culturales.
Según López de Prado en su obra Grandes inventos
de la era moderna, “en 1460 estallan las
revueltas civiles en Maguncia. El arzobispo es
depuesto por el Papa por desobediencia y es
enviado Adolfo de Nassau a tomar la ciudad. La
mayoría de los impresores se ven obligados a
huir y los talleres se disuelven. Los primeros
tipógrafos se instalan en otras ciudades
alemanas (Colonia, Spira, etc). Otros, por el
contrario, viajan al extranjero, sobre todo
siguiendo la ruta transalpina que los lleva a
Francia y a la próspera Italia. Entre estos se
encuentran los tipógrafos Schweynheim y Pannartz,
que en 1464 se instalan en el monasterio de
Subiaco, donde era abad el español Juan de
Torquemada, el cual les anima a montar allí sus
talleres: será el primero que se instalará fuera
de Alemania. El primer libro impreso parece ser
que fue un Donato, del cual no quedan rastros ni
ejemplares, cosa lógica si se tiene en cuenta
que era un libro de texto para el aprendizaje de
la gramática latina. Después el De oratione de
Cicerón, sin fecha, un Lactancio fechado en
1465, y algunos más, ninguno de ellos firmado.
El arte de la impresión se difundió rápidamente,
se impuso en muchas ciudades alemanas y toca a
Italia en 1475. Ya en los finales del siglo XV
funcionaban imprentas en 250 ciudades europeas.
Aunque es en la Venecia de esos tiempos donde el
arte tipográfico, la industria y el comercio del
libro alcanzan una mayor desarrollo.
A pesar de todo lo anteriormente expuesto en la
actualidad se plantea de forma prácticamente
universal que fue Johann Gutenberg el primer
impresor, al menos, el primer impresor conocido.
Ello no excluye que con anterioridad se hubieran
llevado a cabo experimentos en este campo: en
efecto, todo parece indicar que así fue y
probablemente, Gutenberg supo aprovecharse de
estas experiencias en las que también participó
activamente.
¿Quién fue Johann Gutenberg?...
Su verdadero nombre era Johannes Gensfleisch,
(1397-1468). Poco se conoce sobre la vida de
este hombre, se dice que pertenecía a una
familia de famosos orfebres de Maguncia apodada
como los Gensfleisch –Gutenberg; se sabe que
estuvo desterrado en Estrasburgo, donde entró en
contacto con orfebres con los cuales hacía la
experimentación de algún descubrimiento que
terminó en pleito. Regresa a Maguncia y monta su
taller con ayuda del banquero Johann Fust y en
1450 aproximadamente publica su primera obra, la
llamada Biblia de las 42 líneas o de
Mazarino(nombre del cardenal dueño de la
biblioteca donde se encontró el primer ejemplar).
Algún tiempo después Fust plantea un proceso
contra Gutemberg a causa de las deudas de este,
y en pago a sus créditos consigue quedarse con
los talleres. Más tarde asociado con Schoeffer,
antiguo copista, dibujante y grabador de
iniciales, publican en 1457 una colección de
Salmos conocida con el nombre de Salterio de
Maguncia, primer libro con fecha de impresión,
nombre de los realizadores y hasta marca de
imprenta -los escudos con las iniciales de sus
impresores colgando de una rama de árbol. La
asociación entre Fust y Schoeffer continúa hasta
1470 año en que muere Futs; Schoeffer siguió
publicando hasta 1502-3.
Por su parte Gutenberg vuelve a rehacerse y
montar un nuevo taller en el que publica la
Biblia de las 36 líneas, obra que tampoco lleva
nombre de realizador y sobre la cual no existe
unanimidad en considerarla obra suya.(…) Según
parece, nuevamente Gutenberg se vio envuelto en
nuevos procesos por motivos económicos y terminó
sus días en pobreza protegido por el arzobispo
de Maguncia.(tomado de López de Prado)
La imprenta: renovadora de la comunicación:
Se puede hablar de tres momentos claves en la
historia de la comunicación. Los tres están
unidos a descubrimientos técnicos muy concretos:
• La aparición de la imprenta
• El uso de la electricidad en los medios de
comunicación
• La información digital
Es evidente que a partir de los descubrimientos
anteriores, el hombre tuvo la oportunidad de
experimentar avances fabulosos. “La información
es lo más valioso que existe y la forma de
distribuirla es mediante la comunicación. En
realidad la contribución de Gutenberg con su
imprenta de tipos móviles fue más humanitaria
que tecnológica. Esto se vuelve evidente al
analizar lo que su invento hizo por la
distribución y comunicación a nivel mundial”.
(1997)
En el artículo “La imprenta alteró no solamente
la ortografía y la gramática, sino también la
acentuación y la flexión de las lenguas, e hizo
posibles las faltas gramaticales”, se expresa
que: En primer lugar, la transformación del
lenguaje medieval fue iniciadora del paso hacia
la interpretación visual representada por la
imprenta. Es necesario remarcar una cualidad que
marca la transición de la cultura oral a la
cultura alfabética: “la flexión”; que es la
alteración que experimentan las voces
conjugables para expresar sus distintas
funciones dentro de la oración y en el lenguaje
en general. La alfabetización tiende a acentuar
esta flexión en las lenguas, debido a la
presencia de la gramática.” Ahí mismo se “aclara
que la diferencia de ritmo entre el lenguaje
hablado y la escritura permite estructurar el
sentido: la ordenación lineal de sujeto – verbo
– complemento, permite reproducir el orden
lógico del pensamiento en la secuencia de los
elementos de la oración y de este modo
someterlos a control”.
Es indiscutible que la imprenta revolucionó el
libro, como forma universal de comunicación, al
pasar del manuscrito al ejemplar múltiple, lo
que permitió una difusión del conocimiento
humano desconocido hasta la época. Es importante
el impulso que propició al uso de las lenguas
nacionales frente al latín, que todavía era
mayoritario en el mundo intelectual. Pero
también garantizó el registro fiel de la memoria
colectiva de las naciones y de las personas, y
eso provocó una menor necesidad de memorizar
cosas. Con los libros y el uso de la lectura
para llegar al conocimiento, creció la tendencia
a organizar las cosas y se extiende una actitud
crítica que no es posible con la tradición oral.
Las impresiones permiten superar las barreras
del contexto en que se vive. Se puede tener
noticias del otro lado del mundo, sin salir de
su casa. Asimismo, la cultura se democratiza, ya
que el coste para poseer un libro es mucho menor
que en la época en que se copiaban a mano.
O sea, la aparición de la imprenta impuso y
aumentó de forma vertiginosa la impresión y
edición de materiales como libros, documentos,
revistas y otras publicaciones, así como
difundir ideas o noticias, a diferencia de los
libros que se debían escribir y copiar a mano
durante los siglos anteriores. Con la imprenta,
desde el punto de vista jurídico, aparece una
nueva categoría de derechos sobre las obras
objeto de impresión, dando lugar a los llamados
Derechos de Autor, englobados bajo la categoría
“Propiedad Intelectual”.
Con este invento la palabra escrita podía llegar
a cualquier rincón, la gente tenía acceso a más
libros y ya se preocupaban por enseñar a leer a
sus hijos. Las ideas impresas cruzaban las
fronteras lo que permitió comunicar tradiciones,
costumbres, formas de vida, de un país a otro,
además de servir como un medio para difundir el
arte de las ideas. Este avance también se
convirtió en un importante mecanismo difusor de
culturas al perpetuar la versión exacta de
hechos históricos y obras literarias.
La imprenta permitía conservar el pensamiento
escrito o la imagen y difundirlos en numerosos
ejemplares, poniéndolos así al alcance de un
público más amplio y diverso, además de que la
reproducción se hizo más barata por lo que la
información, la cultura y el conocimiento
dejaron de ser patrimonio de una minoría.
Este nuevo aparato pudo conseguir una mayor
información para todas las personas y para todos
los lugares, ya que el fácil manejo de este
aparato hizo posible una rápida impresión de
todo tipo de texto. La aparición de grandes
cantidades de un mismo texto, significó, no sólo
una mayor difusión de la cultura, sino también
una nueva forma de recibirla. La transmisión de
unos conocimientos a través de un libro se hace
por medio de signos que hay que razonar,
comprender y aceptar. Ese proceso supone un
examen crítico de lo leído y la posibilidad de
recurrir a la información transmitida tantas
veces como sea posible, estas condiciones no
podían darse en una transmisión oral de la
cultura donde la comunicación era dogmática o
sea no solía permitir la discusión ni, por la
inmediatez del discurso, ni por la reflexión
sobre los contenido trasmitidos.
Tal fue el progreso que según López de Prado, a
finales del siglo se habían impreso unos 10.000
títulos. «Antes del año 1500 se publicaron en
Venecia 2 875 libros; 925 en Roma, 751 en
Colonia y 1 300 en Londres. La mayor parte de
ellos lanzaron un promedio de 300 ejemplares por
edición.» Dice Lutton.
¿Qué circunstancias o exigencias comunicativas
dieron lugar a la aparición de la imprenta?...
a) Este fue un momento de un aumento
considerable de la demanda del libro gracias a
una mayor alfabetización de la población, al
papel de las universidades y centros de estudios,
a las inquietudes religiosas de la época y a la
curiosidad e interés por la investigación del
hombre renacentista.
b) Las nuevas rutas comerciales abiertas y en
plena expansión que favorecían las
comunicaciones entre los países del continente
Europeo y esta a su vez propició la difusión de
la imprenta.
Así, la creación de la imprenta, , supuso la
aparición de una nueva actividad, cual fue la
posibilidad de imprimir y editar libros,
documentos, revistas o cualquier otra
publicación, así como difundir ideas o noticias,
convirtiéndose en un instrumento fundamental de
comunicación masiva.
Antes de la invención de Gutenberg, los libros
eran objetos muy caros a los que solamente
tenían acceso los nobles y la Iglesia. Cada uno
era copiado a mano por un escriba y el trabajo
podía tomar hasta diez años para terminarse. A
partir de la Biblia de Gutenberg, de la cual se
imprimieron 150 ejemplares, surgieron por toda
Europa unos 1,200 talleres de impresores que
eran, a la vez, fundidores (de los tipos móviles
de metal), artesanos y libreros. Los libros
producidos por estos talleres independientes
antes de 1501 son conocidos como incunables y
pusieron los libros al alcance de todos. La
edición de libros es desde entonces una de las
actividades que más contribuyen al acervo y
comunicación del conocimiento.
Dennis McQuail (2000: 178) ofrece un esquema
donde resume el proceso que relaciona
comunicación, cambios tecnológicos y culturales,
elementos todos muy relacionados con la
invención de la imprenta:
En el siglo XVI en Roma, las luchas religiosas
manifiestan numerosas tensiones seculares, esto
unido al desarrollo de las ciudades, intereses
contrapuestos, la existencia de un «público»
receptor y la imprenta protagonizó este
escenario al proporcionar un instrumento de
divulgación no conocido hasta entonces y que en
manos de los protestantes viviría su primera
fase experimental como instrumento en el proceso
de cambio, convirtiéndose en un centro impulsor
de hojas volantes y libelos, impresos o
manuscritos, caricaturas religiosas y políticas
y diálogos que las subrayaban que llevaron la
crítica del papado a todos los confines de
Europa. Es en esta época cuando aparecen nuevos
soportes de comunicación los «placards», que
eran cartelillos escritos o pegados o clavados
en lugares públicos para generar lectura estos
favorecieron el fortalecimiento de patrones
visuales de comunicación tal es el caso que
“bastaba la aparición de un rectángulo impreso o
manuscrito en un lugar público para que las
gentes acudieran hacia él como atraídas por un
imán”. Vázquez Montalbán(s.a)
“El siglo XVI se caracterizó por la capacidad de
represión del viejo orden frente a todas las
irrupciones críticas que surgieron en su
transcurso.(…).La proliferación de estas
manifestaciones fue como una explosión de
escritura incontrolada que alarmó al poder
establecido. Giuliano Gaeta dice: «Durante las
guerras de religión el espíritu periodístico
permanece vivo. Está viva la necesidad de
informar por un lado, por otro la necesidad de
hacer propaganda, de crear una opinión pública
favorable. Avisos, relaciones, panfletos,
opúsculos de todo género se imprimen libremente
o a máquina, se llevan clandestinamente de una
ciudad a otra y se difunden clandestinamente”.
Vázquez Montalbán (s.a) Fue una época en que la
propaganda se inició en función de la realidad
social.
Según Vázquez Montalbán, otro importante avance
que propició la imprenta en esta época fue la
posibilidad de adaptar “el lenguaje del mensaje
y el género de mensaje a distintas zonas de
recepción: según su nivel social, según su nivel
cultural, según su función histórica. (…) no
desdeñaron ninguno de los instrumentos que la
imprenta ponía a su disposición.” O sea aparece
la segmentación de los mensajes por tipos y
características de los públicos.
Se dan los primeros pasos de la información y
las comunicaciones en función de la imagen
pública además de que ya en 1710 se descubre la
tricomía (reproducción de imágenes en colores a
partir de tres básicos: rojo, azul y amarillo),
o sea aparece los colores en las comunicaciones
impresas, hecho este que refuerza la
comunicación visual.
También es en este período que la imprenta
prospera como herramienta al servicio de la
información y es cuando aparecen los primeros
logros en cuanto a periodicidad y regularización
de publicaciones, con ellos los primeros
intentos de publicaciones periódicas
informativas inicialmente con frecuencia mensual
(en Rorschach, ciudad Suiza y luego en Praga.) y
más tarde semanal en Estrasburgo y Augsburgo. En
Inglaterra se incorporaran nuevos soportes o
denominaciones como «gazettas» y «corantos»
aplicadas a publicaciones similares. Es
importante la aparición de las Gacetas como es
el punto de partida indiscutible de un «periodismo
de estado» y su gestación y gestión, sirve
ejemplarmente para explicarnos el desarrollo de
este tipo de periodismo por toda Europa.
Para 1846, la gran demanda de grandes tiradas de
los periódicos existentes, llegaba a superar
incluso la producción de libros, lo que hizo
posible la aparición y el éxito de las rotativas
que poco a poco fueron evolucionado hasta que en
1904 la técnica de la litografía, y en general y
mundo de la impresión, llega a su punto máximo
con el desarrollo de la impresión en offset,
utilizada en la actualidad, este proceso
evolutivo de la imprenta era en aras de aumentar
los niveles de impresos, humanizar la labor y
mejorar los soportes comunicacionales impresos.
Síntesis sobre la imprenta en Cuba:
En América, el primer país que cuenta con
imprenta es México (1539), unos 180 años después
es que llega a Cuba hacia 1720 y casi ciento
cuarenta después que a Perú, cuando ya había
sido establecida en Guatemala, Paraguay y Brasil;
La Habana fue la séptima ciudad de la América
española que tuvo imprenta. La historia de la
imprenta en Cuba no comienza, sin embargo, hasta
1723, fecha del primer impreso conocido.
En 1923 Carlos Habré imprime la célebre Tarifa
general de precios de medicinas, primera obra
publicada en Cuba; en 1793 Matías Alqueza
publica en Santiago Letras de los villancicos
que se han de cantar en la santa iglesia
catedral de Cuba en los maitines del nacimiento
de Cristo nuestro señor, primera obra impresa en
provincias que ha llegado a nosotros.
Algunos autores prefieren hablar de dos momentos:
una prehistoria de la imprenta y de una historia
cuya etapa inicial constituiría en realidad el
periodo de fundación de la tipografía cubana
aunque entre ambas fechas la imprenta adquiere
estabilidad y un principio de organización.
La prehistoria abarcaría los treinta años que
van de 1723 a 1753, desde la aparición hasta el
eclipse de la imprenta.
La historia recoge el período de fundación
propiamente dicho se iniciaría en 1754 —fecha en
que se establece en La Habana el impresor Blas
de los Olivos— y concluiría en 1790, año en que
aparece el Papel Periódico de la Havana, con el
que se implanta la necesidad de imprimir un
periódico bisemanal obligaría al taller a una
producción relativamente planificada y continua
que lo asemejaría al taller moderno.
Hacia 1720 (Habré) monta una pequeña “imprenta
manual que se dedicaba sobre todo a los impresos
menores —oraciones, novenas, aranceles— hechos
por encargo o por iniciativa propia, para vender
al menudeo en su taller, instalado cerca de la
iglesia del Espíritu Santo. Nada hace suponer
que se imprimieran edictos, proclamas o bandos
de gobierno. Excluida la burocracia civil y
militar, la única posible clientela de
importancia, capaz de pagar la impresión de
cincuenta o cien ejemplares de un folleto, se
reducía a la burocracia eclesiástica y al
Protomedicato. No sorprende que los únicos
impresos de los que tenemos noticia en aquella
época fueron encargados respectivamente por dos
curas y dos médicos. El último de dichos
impresos, de 1727, es también el último
testimonio que se tiene de la presencia de Habré
en la Isla” (Lemes Batista, Ariel)
Una síntesis cronológica resumida de la obra de
Trelles sobre la actividad editorial del siglo
XVIII y su relación con la imprenta quedaría
como le sigue:
1707: Introducción de la imprenta.
1720: Noticias de la introducción de la imprenta
1723: Aparece publicada la Novena del Obispo
Valdés en México como si en Cuba no hubiera
establecimiento tipográfico
1724: Folleto de Sossa, descubierto por
Bachiller y reimpreso en 1732
1735: Abre la imprenta de Francisco de Paula
1735-1760: No se encuentra publicación alguna
1753: No hay talleres tipográficos en La Habana
1760: Se afirma nuevamente la existencia de
estos talleres
1791: Se acentúa el movimiento bibliográfico
1799: Se publican cien folletos, la misma
cantidad que se produce de 1707 a 1790.
Conclusiones:
La aparición de la imprenta en el S. XIV supuso
una verdadera revolución, tal como hoy asistimos
a la llamada “Revolución Tecnológica”, en el
seno de la Sociedad de la Información, pero aún
así, todavía los soportes electrónicos no han
logrado anular los impresos lo que evidencia su
impacto en todos los niveles de la sociedad a
través de los siglos, es por ello que es digno
señalar que pocos inventos han tenido tanta
influencia en el ser humano como la creación de
la imprenta, si tenemos en cuenta la gama de
posibilidades que abrió para el fomento y mejora
de los procesos de las comunicaciones escritas
permitiendo su trascendencia en el tiempo,
diversificación y popularización de los
materiales impresos a través de la historia.
También debemos reconocer el efecto de esta
innovación en la comunicación de las
tradiciones, formas de vida y prolongación de la
memoria histórica de los países.
BIBLIOGRAFIA:
1. Cristina Misiti , María. 2006. Lotte
Hellinga, Impresores, editores, correctores y
cajistas. Siglo xv. Salamanca, Instituto de
Historia del Libro y de la Lectura, (Università
della Tuscia. Viterbo0
2. Del rollo al códice miniado. (1997-1999.) The
Medieval Miniaturæ Compendium, DGSCA/UNAM p.24.
3. Edición de Libros – La Comunicación de Ideas
es Misión Loable de Editores e Impresores,
1997.Tomado de http///www.monografías.com.
4. Enciclopedia Libre Universal en Español,
Obtenido de
«http://enciclopedia.us.es/index.php/Imprenta»
Categoría: Galaxia Gutenberg.
5. La imprenta alteró no solamente la ortografía
y la gramática, sino también la acentuación y la
flexión de las lenguas, e hizo posibles las
faltas gramaticales.2006. Publicado en
http://www.dialogica.com.ar/unr/epicom/2006/05/la-imprenta-altero-no-solament.html.
6. Lemes Batista, Al. El Libro en Cuba. Tomado
de:
http///www.monografías.com/usuarios/perfiles/lemes-2.
7. López de Prado, Rosario. Grandes Inventos De
La Edad Moderna. Tomado de
http://www.portalplanetasedna.com.ar/la_imprenta.htm.
8. Momentos clave en la historia de la
comunicación (2007).Publicado en
http://blog.educastur.es/camsuanzes/2007/09/23/momentos-clave-en-la-historia-de-la-comunicacion
9. Rubira García Rainer. (s.a). Huellas
Digitales: la construcción social de Internet,
una lectura a través de los prismas de la
comunicación y la cultura.
10. Vázquez Montalbán, M. Historia y
Comunicación Social. La Habana. Editorial Pablo
de la Torriente, (s.a).
Por: Manuela Durán Rodríguez
Lic. en Educación Español Literatura.
Técnico Medio en Bibliotecaria escolar