Las relaciones públicas son uno de los
elementos más significativos en la gestión
de la comunicación en las organizaciones.
Para toda entidad que desea participar en el
ecosistema social es necesario que se dote
de los instrumentos, herramientas y
estrategias adecuadas. De ahí, que las
relaciones públicas se presenten como una
función directiva que debe planificarse en
los máximos niveles organizativos. Una de
las estrategias más significativas y con
mayor desarrollo social es el fundraising,
cuyo objetivo es el de conseguir
aportaciones dinerarias de entidades y
personas individuales para desarrollar
determinadas acciones organizativas, tales
como la lucha contra la pobreza o el
síndrome de down.
1. INTERACCIONISMO DE LAS RELACIONES
PÚBLICAS
Las relaciones públicas deben enmarcarse en
la teoría general (Bertalanffy, 1968), ya
que forman parte de un conjunto de entidades
individuales que interactúan entre ellas
formando un todo, un sistema. El sistema en
el que actúan las relaciones públicas
necesariamente debe ser uno abierto debido a
que se interrelaciona con elementos externos
al sistema mediante salidas (outputs) o
entradas (inputs). Un sistema posee diversas
características:
• Concepción holista en el que todas las
partes forman un todo y en donde las
modificaciones en los diversos subsistemas
implican un cambio del sistema.
• Establecimiento de un orden entre las
partes a modo de orden jerárquico
estructural (unas partes integran a otras),
pero no funcional (alguna parte puede
incidir sobre otra y no meramente en el
subsistema en el que se integra
jerárquicamente).
• Intercambio continuado entre el sistema y
su entorno, mediante acciones ad intro al
sistema y ad extra.
• La condición de equilibro merced a las
continuas readaptaciones que debe hacer el
sistema como consecuencia de esa interacción
interna-externa. Para Dozier el subsistema
de relaciones públicas “se dedica al
escaneado de los límites, recogiendo
información más allá de los límites de la
organización para ayudarla a adaptarse a su
entorno”.
Las relaciones públicas son una parte de un
sistema complejo y su posición se sitúa en
un papel límite, ya que son el canal de
relación entre una organización y los
públicos y actúan interna y externamente. Su
participación y relación con el resto de
subsistemas se concreta para Grunig y Hunt
(2001: 57) en las siguientes aportaciones:
• Que funcionan en el límite de la
organización, sirviendo de enlace entre la
organización y los grupos e individuos
externos
• Que tienen un pie en la organización y
otro fuera
• A veces apoyan al subsistema de
disposición ayudándole a promocionar
productos o servicios
• Apoyan al subsistema de mantenimiento por
medio de la comunicación con los empleados
• Apoyan al subsistema de adaptación
aportando nuevas ideas procedentes del
entorno y comunicando las ideas de la
organización a grupos externos.
Para Pavlik (1999: 154) las relaciones
desempeñan una tarea esencial en la gestión
de la comunicación de las organizaciones
desde una perspectiva general para “dar
forma al curso de acción de una
organización, a la manera en que se
estructura y a su proceso de toma de
decisiones. Las relaciones públicas deben
formar parte de la dirección de esa
organización”.
Las relaciones públicas son una
responsabilidad de dirección y en la que es
necesario establecer las necesidades a medio
y largo plazo mediante la dirección por
objetivos. Eso permite una planificación
adecuada, alejándose de los intereses
inmediatos.
De ahí que deba existir una planificación
estratégica de la actividad de las
relaciones públicas. Como señalan Cutlip,
Center y Broom (2001: 60) “las relaciones de
una organización son responsabilidad de las
altas esferas de la gestión y la dirección”.
Siguiendo esta perspectiva, Grunig y Hunt
(2001: 53) son más claros al definirlas como
la “dirección y gestión de la comunicación
entre una organización y sus públicos”. No
cabe ninguna duda que las relaciones
públicas se responsabilizan de definir la
estrategia de comunicación de las
organizaciones. Comunicación que abarca a
todas las partes de estos sistemas complejos
y que sirve para conectarlos hacia un bien
común y esa pretensión teleológica sólo
puede realizarse desde una posición que
permita observar la organización de una
manera holista. Y esa posición es la
dirección, de ahí que las relaciones
públicas deban situarse en ese ámbito.
La creciente interdependencia de las
organizaciones ha dado lugar a un mundo
donde existe una necesidad de coordinación y
cooperación efectiva entre las
organizaciones y su entorno. Cada vez es más
importante establecer relaciones de
comunicación entre organizaciones, incluso a
nivel internacional, desarrollando canales
claros, aminorando diferencias
interculturales y promoviendo prácticas
comunes.
El entorno está compuesto por todos los
elementos externos a la organización que
tienen algún grado de influencia en ella.
Esos elementos son ambientes de información
ya que los miembros interpretan los mensajes
del exterior para obtener información acerca
de las condiciones que le rodean. La
información recibida ayuda a identificar
nuevas dificultades a la hora de realizar
las actividades previstas. El entorno es
también una salida básica para los mensajes
de los miembros de la organización.
Uno de los elementos esenciales en las
relaciones públicas es la relación que se
establece entre organización y sus públicos.
Como señala Bernays (1990: 39) “un consultor
de relaciones públicas es un experto que
asesora sobre las relaciones con estos
públicos. Que intenta definir los objetivos
socialmente sanos de su cliente o de su
proyecto. Que intenta descubrir por medio de
la investigación que ajustes o desajustes
hay entre su cliente y los públicos de los
que depende”.
De ahí, que uno de los principales pasos que
deba establecer toda organización sea
establecer las relaciones que mantenga de
manera interna y externa. A partir de esa
definición se pueden establecer los
mecanismos comunicativos necesarios para
poder interactuar con esas instancias, y
desde el momento, en que se han establecido
se convierten en públicos relacionados con
nuestra organización.
Para poder establecer esas relaciones, Esman
ha establecido los siguientes tipos de
vínculos:
• Vínculos posibilitadores. Son vínculos con
instancias en las que reside y utilizan la
autoridad legal y disponen de recursos de
los recursos que permiten la existencia de
la organización. En el caso de los primeros
encontramos a las instancias
gubernamentales, miembros del poder
legislativo o del legislativo. Y
refiriéndonos a los segundos, son los
elementos directivos de las organizaciones,
tales como las juntas de dirección, la junta
de accionistas o cualesquiera otros
organismos en los que resida el poder de
decisión.
• Vínculos funcionales. Se refiere a
aquellos vínculos que proporcionan inputs a
las organizaciones o reciben outputs de
ellas mismas. Los públicos que realizan
insumos serían empleados, sindicatos o
proveedores de materias primas y los que
reciben encontramos a toda organización o
persona que es receptor de los productos
organizativos.
• Vínculos normativos. Referidos a las
relaciones que se poseen con organizaciones
que actúan o inciden en idénticos ámbitos y
que comparten semejantes problemas y
ventajas. Socialmente, ya se produce esta
situación mediante las numerosas
asociaciones organizativas, tales como
asociaciones empresariales, organizaciones
sindicales, coaliciones de movimientos
sociales, etc.
• Vínculos difusos. Son aquellas instancias
que no poseen una relación directa con la
organización. A su vez, son aquellos
públicos que pueden poseer una relación
episódica o circunstancial. Sin embargo,
toda organización debe intentar establecer
lo más claramente posible esos tipos de
públicos que pueden relacionarse con ella.
2. FUNCIONES DE LAS RELACIONES PÚBLICAS
Las relaciones públicas se han venido
manifestando como una actividad comunicativa
entre una organización y sus públicos en la
búsqueda de la comprensión y el beneficio
mutuo. Tras ese concepto tradicional de la
disciplina se postula la necesidad de que
concurran una serie de acciones
comunicativas entre la organización y sus
públicos- internos y externos- afectos y
entre los dos interlocutores se establezca
una relación fructífera, es decir, que los
dos salgan beneficiados de esa ilación.
En opinión de la Public Relations Society of
America (PRSA), las relaciones públicas
comprenden una serie de contribuciones
sociales como:
Las relaciones públicas ayudan a nuestra
sociedad compleja y pluralista a alcanzar
decisiones y funcionar mejor, contribuyendo
al entendimiento mutuo entre grupos e
instituciones. Ayudan a conciliar los
intereses privados y públicos.
Las relaciones públicas están al servicio de
una gran variedad de instituciones en la
sociedad, como negocios, corporaciones,
agencias gubernamentales, asociaciones de
voluntarios, fundaciones, hospitales,
escuelas, universidades e instituciones
religiosas. Para alcanzar sus objetivos esta
instituciones deben desarrollar relaciones
efectivas con audiencias o públicos muy
distintos, como empleados, miembros,
clientes, autoridades locales, accionistas y
otras instituciones, así como con la
sociedad en general.
La dirección de las instituciones debe
comprender las actitudes y escalas de
valores de sus públicos para poder alcanzar
las metas de las mismas. Esas metas a su vez
dependen del entorno exterior. Los
responsables de relaciones públicas actúan
como consejeros y mediadores, ayudando a
transformar los objetivos privados en
estrategia y acción razonable y públicamente
aceptable”.
Para la International Public Relations
Association (IPRA) “Las relaciones públicas
son una actividad de dirección de carácter
permanente y organizado por la cual una
empresa o un organismo privado o público
busca obtener o mantener la comprensión, la
simpatía o el concurso de aquéllos con los
que tiene o puede tener que ver”.
Todas estas definiciones ponen énfasis en la
perspectiva directiva o gerencial de las
relaciones públicas, como estrategia más
adecuada a su correcta contribución en la
consecución de los objetivos organizativos.
Para Cutlip y Center (2001: 36) existen unos
elementos comunes a estas definiciones como
son:
I. Actúan de acuerdo con un programa
planificado y sostenido como parte de la
direcciónde la organización.
II. Tratan de las relaciones entre una
organización y sus públicos.
III. Supervisan el conocimiento, opiniones,
actitudes y comportamiento dentro y fuera de
la organización.
IV. Analizan el impacto de estrategias,
procedimientos y acciones sobre los
públicos.
V. Ajustan aquellas estrategias,
procedimiento y acciones que puedan estar en
conflicto con el interés público o la
supervivencia de la organización.
VI. Aconsejan a la dirección sobre el
establecimiento de nuevas estrategias,
procedimientos y acciones que puedan ser
mutuament4e beneficiosas para la
organización y sus públicos.
VII. Establecen y mantienen comunicación
bidireccional entre la organización y sus
públicos.
VIII. Realizan cambios específicos en el
conocimiento, opiniones, actitudes y
comportamiento dentro y fuera de la
organización.
IX. Impulsan nuevas relaciones o mantienen
las existentes entre una organización y sus
públicos.
Las asociaciones persiguen una legitimación
social a sus demandas a través de
exhibiciones en los medios de comunicación.
De esa manera, pretenden incrementar el
grado de conocimiento y de adhesión a sus
postulados, tal como señala Martín Serrano
(1986: 38):
“La comunicación pública provee a los
miembros de la comunidad de relatos (orales,
escritos, mediante imágenes) en los que se
les propone una interpretación del entorno
(material, social, ideal) y de lo que en él
acontece. Tales narraciones ponen en
relación los sucesos que ocurren con los
fines y con las creencias en cuya
preservación están interesados determinados
grupos sociales. Por eso sugieren
representaciones del mundo o se vinculan a
ellas. Desde la perspectiva de su posible
influencia cognitiva, la comunicación
pública es una de las actividades
enculturizadoras que intervienen en la
socialización de las gentes”.
Las relaciones públicas han de profundizar
su labor desde dos perspectivas: la
investigación práctica sobre la actividad
profesional y la investigación básica que
conlleva la realización de teorías. A partir
de esas dos tipologías investigadoras se
podrá profundizar en la teoría y técnica de
las relaciones públicas. Desde este enfoque,
Del Río (1996: 45) califica como
“generativas” a aquellas cuestiones que
abarcan desde “el terreno del quehacer
teórico y en el de la intervención sobre la
realidad, debido a que nos obligan a
considerar simultáneamente ambos niveles y
eso permite abrir nuevas vías capaces de
renovar dialécticamente teoría (objeto
conceptual) y práctica (objeto funcional)”.
Esta perspectiva dual –teoría/práctica- ha
sido uno de los elementos recurrentes en
algunas de las más significativas
investigaciones en relaciones públicas
(Broom y Dozier, 1986 y 1995; Dembow y
Culbertson, 1985; Grunig y Hunt, 2001; y
Wilcox et al., 2001), bajo una doble
dinámica. Teorizar multitud de prácticas
profesionales para establecer una
metodología de actuación y aportar
rigurosidad y seriedad investigadora a la
profesión.
El concepto de responsabilidad social aboga
por la participación de las organizaciones
en determinados ámbitos sociales, no como
iniciativa individual sino como criterio
general de toda organización que consigue
sus recursos de la sociedad y que debe
revertir parte de esos recursos a ella. Los
ejemplos son numerosos en nuestro país y se
busca una inversión en bienes comunitarios.
Así, en 1995 el banco BBV iniciaba una
campaña bajo el nombre de “Conservemos las
catedrales” y para ello abría una cuenta
para que las personas hicieran aportaciones.
El propio banco contribuyó con una cantidad
inicial de 200 millones de pesetas. Para
Antonio López, responsable de comunicación
de la entidad, se actuaba bajo la
responsabilidad social de la empresa, ya que
“se busca una demanda social no satisfecha y
se actúa como dinamizador social, para
movilizar la conciencia colectiva en un
proyecto beneficioso para todos” (Álvarez y
Caballero, 1997: 55).
La constatación de la importancia de la
comunicación debe ser la premisa para
desarrollar una estructura comunicativa. El
convencimiento de que es necesario gestionar
adecuadamente la comunicación de una
organización debe partir del convencimiento
y nunca desde el mimetismo social o la
selección de manera improvisada.
3. EL FUNDRAISING COMO ESTRATEGIA
COMUNICATIVA
A pesar de que existan organizaciones que
consiguen generar grandes cantidades de
dinero al socaire de hechos imprevistos que
producen cantidades ingentes de horror
humano, el fundraising es una acción
planificada que parte de unos objetivos y
que para conseguirlos se dispone de unas
metas y unos instrumentos. En este sentido,
Rosso (1993, I, 24-35) establece las
siguientes etapas:
• INVESTIGACIÓN
Examinar la causa, la carencia, la necesidad
o el problema social que existe.
Definir los objetivos y las finalidades que
se pretenden alcanzar cuando finalice la
campaña.
Concretar y establecer las necesidades que
caracterizan a esa situación, ya sea en
términos materiales o inmateriales.
Estudiar y evaluar al sector de la población
al cual nos vamos a dirigir, ya sea personas
individuales o jurídicas y en el contexto
local, nacional o internacional. Eso permite
conocer si va a ser posible contar con las
aportaciones suficientes.
• PREPARACIÓN
Seleccionar, preparar e involucrar a las
personas que van a participar en la campaña.
En esta fase, es necesario disponer del
suficiente número de personas interesadas en
participar de manera voluntaria, debido a
que no es posible destinar recursos
monetarios para su contratación. De ahí que
sea de gran ayuda contar con una red de
voluntarios.
Decidir a qué sectores, instituciones o
personas nos vamos a dirigir de manera
principal.
Seleccionar la vía de captación de los
fondos, ya sea directamente o a través de
determinadas instancias, como pueden ser los
medios de comunicación.
Preparar el plan de actuación, señalando las
estrategias concretas y detalladas y
estableciendo una modalidad y tipología de
actuación.
• APLICACIÓN
Actividad de los voluntarios.
Acceso a los medios de comunicación.
Realización de actos, entrevistas y acciones
para solicitar la aportación.
• EVALUACIÓN
Revisar la consecución de los objetivos
establecidos inicialmente.
Validar los instrumentos utilizados y su
grado de éxito/fracaso.
Establecer nuevas actuaciones para
profundizar en la finalidad.
Explicar socialmente, de manera global o
personalizada, qué elementos o mejoras han
producido las aportaciones. Uno de los
aspectos esenciales del fundraising es el de
exponer cómo y en qué se han destinando los
fondos conseguidos, para que los donantes
tengan justificación del destino de su
aportación.
En el ámbito del Fundraising existen
esencialmente cuatro tipos de programas
básicos (Palencia-Lefler, 2000: 371-384):
a) Campaña anual dirigida a conseguir
aportaciones anuales que permiten mantener
los servicios a la organización. asimismo,
sirve como instrumento de sensibilización
que coadyuva a que las aportaciones nuevas
se añadan a las de otras campañas. Los
objetivos son:
Establecer una base de donantes que aseguren
unas aportaciones mínimas.
Motivar a nuevas aportaciones que se añadan
a la base y que puedan pasar a formar parte
de ella.
Identificar a donantes a los que se pueda
recurrir en situaciones imprevistas o en
grandes campañas.
Conseguir un mínimo tal de voluntarios que
permitan contar con personal que colabora en
la organización de las acciones.
Validar la causa continuamente.
b) grandes donativos, asociados a campañas
dirigidas a solicitar donativos
individualmente a partir de una selección
previa de donantes anteriores. El elemento
básico es la selección de las personas a las
que se van a dirigir bajo los siguientes
principios:
los mejores donantes son aquellos que han
colaborado regularmente al demostrar su
interés
verificar que se cumplen tres elementos
importantes como son (i) vínculo, (ii)
capacidad y (iii) interés
(i) contar con una relación entre persona –física
o jurídica- e organización, en la que los
dos se conocen
(ii) disponer de la capacidad de ofrecer la
ayuda, ya que no todos están en disposición
de ayudar aunque lo deseen
(iii) interés en querer participar, es decir,
que haya una propensión a favor de intevenir.
c) macrocampaña como programa periódico,
estructurado y con una adecuada organización
y que tienen como objetivos:
aspira a una meta importante, de difícil
consecución per factible si se realiza
adecuadamente.
La necesidad de un estudio previo y la
consecuente planificación que puede llegar a
duras hasta tres años.
Realizada en un periodo de tiempo intensivo
y muy definido.
Caracterizado por donativos importantes,
impulsados por voluntarios y solicitudes
realizadas de manera personal.
Los donantes cualitativos son más
importantes que los cuantitativos. La
singularidad de esos donativos requieren una
atención especial de la organización.
Posibilidad de convertirse en la
continuación de la campaña anual.
d) donativos planificados que permiten al
donante planificar su aportación según los
ingresos actuales y la evolución de su
patrimonio. Los beneficios se acumulan a
favor de una organización hasta una fecha
futura.
Para Palencia-Lefler (2000, 431) la
influencia que pueden ejercer las donaciones
en las organizaciones pueden abarcar tres
aspectos:
- cualquier donantes tiene capacidad de
afectar la autonomía de las organizaciones.
- Cualquier organización es vulnerable a
perder autonomía en el proceso de aceptar
las donaciones.
- Todas las donaciones tienen potencial para
afectar negativamente en la autonomía
organizacional.
En este sentido, es indudable que el
fundraising es una estrategia de
comunicación de las organizaciones que
desarrolla, planifica y ejecuta acciones
comunicativas entre unas organizaciones y
sus públicas. Para poder realizar esas
estrategias disponen de las relaciones
públicas, que los conecta con los públicos
indicados y dispone de las herramientas
internas y externas necesarias para poder
alcanzar los objetivos de fundraising.
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[1] Citado por Pavlik (1999: 167).
[1] Esman, Milton J.: “The elements of
Institution Building”, en Eaton, Joseph W.
(1972) (Ed.): Institution Building and
Development, Beverly Hill, Sage: 19-40)
Por: Antonio Castillo Esparcia
Universidad de Málaga
acastilloe@umma.es