Hace ya varios años nos enfrentamos a una reformulación de los Estados y Gobiernos en todo el mundo en donde fueron surgiendo las organizaciones de la sociedad civil y el sector privado. Una sólida formación y consolidación del nuevo escenario de relaciones no estatales, se genera entonces a partir de la emergencia del tercer sector, conformado por organizaciones sin fines de lucro. Este proceso llevó a que las acciones dirigidas a dar soluciones a la problemática social reemplazaron el rol del Estado, y pasaron por lo tanto a manos de las empresas que integran el tercer sector.
En el caso particular de nuestro país, desde la década del 40, la respuesta tradicional del Estado a las demandas de la ciudadanía sobre temas sociales ha sido la ejecución por si de diferentes políticas públicas. El Estado era el encargado de llevar a cabo el proceso completo: identificaba la necesidad, diseñaba la respuesta, elaboraba el procedimiento para alcanzarla y finalmente lo ejecutaba. Sin embargo este tipo de modalidad de intervención hizo crisis y fue desarticulada en los 90 (con las privatizaciones) delegando en algunas instituciones de la sociedad civil la función asistencial sin ningún tipo de monitoreo y evaluación.
Es así como en la actualidad las ONGs pasan a tener una posición fundamental e importante en lo que respecta al cumplimiento de la satisfacción de las necesidades sociales, que no se hayan respaldadas y resueltas por las instituciones estatales, como debería serlo.
Hasta los años '70 la participación social y política en la Argentina se centralizaba en el sistema político de partido, y el Estado estaba en el centro de la escena donde actuaban los diferentes actores corporativos (burguesía, movimiento obrero, los militares, la iglesia) que tenían capacidad de intervenir en el espacio de poder de dicho Estado.
A partir de la década del '70 hay un progresivo avance de los movimientos no gubernamentales (ONG) que canalizan las demandas sociales al Estado por fuera de los partidos políticos. Con el tiempo algunas de estas ONG se institucionalizan conformando lo que se denomina el Tercer Sector, que se constituye como entidad diferente al Estado y al mercado.
En los '90 con el auge de las políticas neoliberales, las ONG se convierten en las intermediarias entre los desposeídos y el poder. En algún sentido, toman informalmente el lugar del Estado benefactor y se constituyen formalmente dentro de la sociedad civil. Los movimientos y organizaciones extra partidarios son vistos como garantía para la consolidación de la democracia; en su doble rol, como sistema colectivo de reconocimiento social y como intermediarios políticos no partidarios.
Estos cambios sociales transforman el paradigma de la pirámide de poder donde todo debía converger en la centralización desde al Estado. Ahora, con la nueva y diferente forma de inclusión de la sociedad civil y su consecuente creación de distintas organizaciones se favorece la creación de una red horizontal que fomenta la reciprocidad y la participación.
Por suerte, a pesar de que el estado posee una actitud reacia, desilusionando cada vez más a la mayoría de la población, sabemos que podemos contar con organizaciones que se preocupan y ocupan de nuestras necesidades.
Por: Natalia Vedronik
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