1. Introducción
Se trata de programas en los que se busca
intencionadamente la combinación con el
entretenimiento, la diversión y el
espectáculo. La información pierde
parcialmente su rigurosidad y se contagia de
ingredientes espúreos. Por su parte el
espectáculo no se crea en su totalidad, si no
que también se ve sometido a ciertos
requisitos informativos. (Es un combinado
luego desarrollado por la televisión y que ha
sido la estrella del éxito durante los últimos
años. Esta mezcla es la que ha llevado a
utilizar la denominación de programas "Info
show", dentro de los cuales se incluyen los
magazines, de talk show y los reality show).
No se busca tanto la transmisión informativa
cuanto la generación de debates, declaraciones
llamativas, planteamientos de temas
arriesgados, al límite de la ley o de los
sentimientos y dolor humano. Es frecuente ver
llorar alas personas entrevistadas y las
reacciones de emoción del público asistente.
Se crea una atmósfera cargada de emociones a
flor de piel. Todo se contagia de sentimientos
más que de raciocinio. Incluso en los debates
de algunos se insita al acaloramiento, a la
argumentación airada, a la defensa radical y
apasionada de las opiniones y hechos.
El morbo, el voyerismo, el dramatismo se
constituyen en elementos integrantes de estos
programas. Se roza, y a veces se sobrepasa, el
derecho a la intimidad, al honor y a la propia
imagen de las personas protagonistas del tema
que se aborda, estén presentes o ausentes del
estudio.
2. Programa de talk-show
El informador organiza el espectáculo hablando
en el estudio a su gusto y estilo. Se
diferencia al magazine por basar su fuerza en
el espectáculo de la palabra mediante las
entrevistas, las tertulias y otros géneros
coloquiales y de debate o mezcla de varios de
ellos en combinación de alguna modalidad de
entretenimiento como la música, malabarismos y
presencia de humoristas. Son programas de gran
carga informativa no inmediata pero sí del día
de la semana o permanente. En algunos casos se
alterna la información con intervenciones
musicales de cantantes en estudio a los que
también se entrevista. Cuanto más encendido
sea el debate o más arremetedora sea la
entrevista más posibilidades tiene de triunfo.
De hecho es una modalidad de programa que se
sitúa con frecuencia en el prime time.
Esta es la base del programa, pero presenta
múltiples variables de estructura y de estilos
según la personalidad del presentador o
director . Manuel Piedrahita ha insistido en
la vinculación de este tipo de programas con
la publicidad y en la repercusión que esto
tiene en el presentador:"La experiencia
demuestra que en los habituales programas talk
show y en otros de carácter informativo, la
publicidad manda mucho, incluso ordena que el
periodista -presentador sea tal o cual
persona. Ese comunicador, lo quiera o no, se
convierte en un " animador " de la publicidad
trata de camuflarse en un lugar que no le
corresponde. Y no por que no tenga méritos
para ello si no por que, con excepciones muy
raras, le puede resultar imposible guardar la
libertad y la independencia suficiente para no
caer de bruces en otra clase de profesión".
Los talk-show más frecuentes basan su
estructura en el empleo básico de un género o
de dos:
Talk-show basados fundamentalmente en la
entrevista. No se trata exclusivamente de una
entrevista, sino de una combinación con otros
contenidos de entretenimiento vinculados o no
con la entrevista. Esto permite dar variedad
al programa y mantener ritmos de atención en
lo que se dice y otros de transición y
descanso. El número de entrevistas puede
variar según cada configuración y duración del
programa. Como programa de información y de
espectáculo busca el atractivo del presentador
y la popularidad u originalidad del
entrevistado y el tema abordado; es entrevista
de profundidad, de morbo, de polémica, nunca
de recreamiento o complacencia.
Talk-show basados fundamentalmente en los
géneros coloquiales y de debate. A diferencia
de la modalidad anterior, en este caso se
trata de varias personalidades a las que el
presentador trata de sacar la información
mediante el debate, el enfrentamiento de ideas
u opiniones y actuaciones mantenidas por los
contendientes. El entrevistador no es mero
controlador de temas, horario y preguntas sino
que busca la confrontación e incita a unos a
que hablen, a otros a que reduzcan sus
intervenciones y a todos a que se enfrenten
dialécticamente. El espectáculo nace de la
discusión, de la confrontación. La variedad
del mismo depende del alcance del género que
se emplea: coloquio, debate cara a cara,
tertulia.
El coloquio trata de aportar versiones o ideas
diferentes sobre un tema; mantiene un enfoque
de sosiego y ofrece menor espectacularidad, se
buscan los protagonistas de hechos o aquellos
que mantienen versiones, ideas u opiniones
distintas o que al menos en sus exposiciones
ofrecen puntos de vista discrepantes, aunque
no necesariamente contrarios. Trata de ofrecer
diversidad de opiniones, más que la
confrontación u oposición de unas con otras.
El debate cara a cara busca la confrontación
de ideas, de formas de vida, de actuaciones.
Es un programa que trata de crear espectáculo
por la divergencia de los participantes.
Cuanto más crudo sea el enfrentamiento más
espectáculo se ofrece. Son famosos los
programas que se generan en torno a las
campañas electorales en las que se confrontan
las ideas de los partidos concurrentes y de
los líderes con mayor apoyo popular.
La tertulia crea el espectáculo por la
confrontación de ideas, pero sobre todo por la
originalidad de las versiones ofrecidas, por
la ingeniosidad de los argumentos, capacidad
de conversación y embelesamiento de audiencias
y el choque de ideas, pero no se llega a
grandes polémicas como en el caso anterior.
Generalmente son siempre los mismos
participantes en todos los programas, aunque
en algunos casos se introducen algunos cambios
de personas.
El enfoque espectacular se incrementa con la
asistencia de público en el estudio. Es la
clac de la televisión. Es un público que
asiste complaciente y del que se busca que
cree el ambiente adecuado con aplausos, risas
y reacciones emotivas. Lo más frecuente es que
se trate de público económica para que actúe
según le marque la dirección del programa o
por espontaneidad.
En ocasiones se da entrada a llamadas
telefónicas de los telespectadores para que
formulen sus opiniones y pregunten a alguna de
las personalidades participantes en el
programa.
El presentador es un animador de las
conversaciones. Sitúa el tema y subtemas,
identifica a los participantes, incita a la
conversación. Sitúa el tema y subtemas,
identifica a los participantes, incita a la
conversación, introduce los temas espinosos,
atornilla las cuestiones de interés en las que
algunos intervinientes no quieren entran y, en
suma, es el generador del espectáculo. Para
una mayor animación se seleccionan
personalidades atractivas, no tanto por sus
conocimientos cuanto por su capacidad
dialéctica, de conversadores. El presentador
es el conductor del programa, quien da el paso
de unas cuestiones a otras, quien controla los
tiempos de las intervenciones, quien vigila
para que se mantenga el pluralismo y el
equilibrio de participaciones y entren los
cortes de publicidad a su debido tiempo. Es,
en definitiva, la estrella del programa,
alguien que atraigan audiencias y es capaz de
seleccionar a participantes que atraigan
audiencias.
A veces se introducen documentos audiovisuales
para dar bases de análisis y de discusión,
ofrecer la interpretación de alguien que no
puede estar en el estudio y que tiene algo que
aportar. Se incorpora el género encuesta para
llevar las declaraciones de la gente de la
calle al estudio, pero en estos casos habrá
que respetar las reglas de las encuestas
televisivas, que no se confundan con las
sociológicas y que las personas sean
representativas de las tendencias de opinión
sobre el tema, puesto que de lo contrario es
fácil incurrir en la manipulación de tales
corrientes.
El programa se estructura básicamente por
bloques repartidos según la intercalación de
la publicidad o por las cuestiones que se
abordan. Cada bloque mantiene cierta unidad
temática o conjunto de cuestiones con objeto
de que el programa no se vaya por las ramas.
No se trata, no obstante, de algo totalmente
rígido ya que los participantes suelen
introducir aspectos y cuestiones colaterales
difíciles de cortar; solo si estas
intervenciones se van demasiado lejos del tema
abordado es cuando el presentador trata de
reconducir el diálogo. El presentador también
vigila para que las intervenciones se
mantengan dentro de cada bloque en el asunto
planteado y que no le pisen las materias de
los bloques siguientes. Es una cuestión de
ordenación temática y que no se salte de un
punto a otro antes de lo previsto.
Hay programas que se basan o giran en torno a
una película, un documental o una producción
realizada ex profeso para el programa con la
intención de que sirvan de marco, de
planteamiento de un problema concreto y que
permitan hacer referencias. Esto suele ocurrir
al principio, puesto que el programa sigue
luego su propia dinámica interna. La
incorporación de películas u otros productos
suele dividir el programa en dos partes claras
y, a veces, con audiencias diferentes: la
interesada sólo en la película o la interesada
sólo en el debate. Esto obliga a organizar
programas de larga duración. Se trata de la
integración de la película al programa, no de
dos programas. Tal integración obliga a que
haya una intervención previa del presentador
para situar el tema y además una presentación
de los participantes. En algunos casos cada
uno de ellos formula ya su primer
planteamiento en torno al asunto para el que
ha sido convocado. Concluida la película se
consume un primer turno para que cada
participante dé su opinión, a partir de la
película, sobre el tema abordado. No se trata
generalmente, salvo programas centrados en una
discusión sobre cine, de debatir sobre
aspectos formales de la película, ni siquiera
sobre la película como contenido, sino sobre
las cuestiones que en ella se plantean.
La estructura parte de la presentación del
tema y de los participantes e inmediatamente
se va cediendo la palabra a cada invitado.
Suele concederse un primer turno de toma de
posición y posteriormente se entra ya en el
debate, aunque en ocasiones hay intervinientes
que en lugar de esperar a que hablen todos
entran en debate con alguno de los que han
intervenido. Es el presentador quien marca las
pautas y solicita que se respete esta primera
intervención. A partir de aquí cada
participante actúa cuando se lo pidan o cuando
él lo indique. Las intervenciones del público,
la incorporación de documentos audiovisuales y
de encuestas callejeras van salpicando las
intervenciones según los criterios del
presentador. Esto le permite jugar con los
ritmos, interrumpir acaloramientos excesivos
o, por el contrario, incitar a un mayor
debate.
El presentador actúa de moderador-incitador
cada vez que el debate decae para incorporar
aspectos más espinosos. Sus preguntas son
contundentes, no permite que se soslaye nada.
Si algún invitado evade una respuesta el
presentador insiste una y otra vez hasta
desvelar el pensamiento, comportamiento o
actuación del entrevistado. A veces se llega
al pacto con el invitado para no abordar
determinados temas mientras que en
contrapartida se profundiza en otros que se
sabe previamente que también suscitan interés.
Para conseguir mayor espectacularidad se llega
en algunos casos a negociar el papel que tiene
que representar cada participante: actitud
airada y de cólera hasta llegar a la amenaza e
incluso a algún amago físico.
El presentador espectaculariza hasta su
simulación de improvisación y espontaneidad.
Todo está preparado, incluso hasta los
pequeños detalles o gestos que tiene que
evidenciar en determinados momentos de la
entrevista. Es la combinación de su función
como periodista y el papel de actor.
A partir de estos planteamientos generales se
aprecian diversidad de modelos y de estilos de
programas particulares. Los programas invitan
a una personalidad de actualidad de la semana
o del día. La variedad puede ir desde la
presentación escueta y directa de la
entrevista hasta tratamientos de presentación
especial o de acompañamiento de las respuestas
con imágenes de archivo sobre la situación de
la que se habla o hacer referencias directas o
indirectas. Para su presentación se acude al
reportaje, a la pequeña biografía o al motivo
por el cual se le invita; sirve de situación y
contexto de la entrevista; a veces se resalta
algún aspecto que será objeto de las
preguntas. La entrevista se efectúa
generalmente en el estudio y en directo, para
su confirmación se indica la hora en que se
está emitiendo. Las preguntas giran en torno a
la actualidad del tema o de la persona.
El programa se cierra con un turno de
invitados para que digan su última palabra,
una breve síntesis y una despedida del
presentador.
2.1. Programas de reality show
2. 2. 1. Delimitaciones: los tratamientos
formales frente a los contenidos.
Estos programas cuentan con antecedentes desde
los primeros años de la televisión .
En sus primeros momentos iban desde los
programas que ensalzaban a personajes comunes
para constituirles en "reina por un día "o a
biografiados a los que sus amigos homenajeaban
mediante recuerdos curiosos, siempre de perfil
muy humano, hasta asuntos de sucesos
escabrosos sobre los que se trataba de hurgar
en el lado más oscuro y morboso, asesinatos,
violaciones, etc. En la década de los setenta
tuvieron su auge programas basados en el
género docudrama que combinaba la realidad y
veracidad de los hechos con tratamientos
dramáticos representados por sus protagonistas
o por actores. Tales tendencias han alcanzado
su mayor despliegue, variedad, renovación y
creación de nuevos formatos y, en algunos
casos, de nuevos géneros, en la actualidad. Ha
sido durante la década de los noventa cuando
han encontrado su expansión y aceptación
popular, de tal manera que se han constituido
en objeto de competitividad entre los canales.
El reality show comparte todas estas
modalidades. Aborda hechos reales, de
actualidad y, en suma, contenidos
informativos, pero introduce tal cambio en los
tratamientos y enfoques que desfiguran
sustancialmente lo informativo. Wenceslao
Castañares lo califica de "hiperrealismo"
televisivo.
Son los programas que más claramente se
configuran como infortáculos. En Inglés se les
denomina info-shows, en francés infortainement,
en español puede emplearse el acrónimo
infortáculos. Son programas que mezclan la
información con el espectáculo y, además, con
el entretenimiento. Llevan a las pantallas al
hombre del a calle, a aquel que nunca ha sido
protagonista de algo atractivo para los medios
de comunicación y que ahora encuentra su
ocasión. El receptor lo recibe como si fuera
algo que le pudiera ocurrir a él mismo.
Proyecta sus sentimientos, pasiones y entra en
la vida del otro como si fuera la suya.
Las personas se presentan al público
televisivo exhibiendo sus intimidades
psicológicas, sus relaciones humanas y
sociales, familiares y personales.
Los tratamientos de las simulaciones para
conseguir plasmar con mayor realismo un
problema atacan directamente la fiabilidad del
medio y del periodista al atentar contra la
autenticidad de lo informativo. La
responsabilidad profesional, ética y
deontología son las que tienen que establecer
los límites sobre su propio campo de trabajo.
Los presentadores son periodistas
profesionales o personajes famosos que actúan
como periodistas. Dentro de la búsqueda del
mundo del espectáculo, la televisión llega a
los personajes populares para que actúen ante
sus pantallas como presentadores de programas,
entrevistadores, reporteros. Hay canales que
contratan a cantantes, modelos, actores y
otras personas del mundo del espectáculo. En
algunos casos se ha buscado la estrella
internacional para realizar la entrevista, así
como a las personalidades entrevistadas que
tuvieran talla internacional para que la serie
pueda explotarse comercialmente por otros
canales extranjeros e internacionales.
Se trata de integrar al presentador dentro del
espectáculo como un ingrediente más. Lo
importante es su capacidad comunicativa u
otras cualidades de atracción para fascinar al
público. No interesa tanto su perfil
periodístico como su capacidad de gancho para
la audiencia. El planteamiento preparación y
desarrollo periodístico lo efectúa un equipo
de periodistas que se mantiene fuera de
cámara. Un equipo que selecciona los
personajes, prepara los temas y formula por
escrito las preguntas para que el presentador
las asimile y les de su personalidad.
Estos programas afrontan temas muy variados,
aunque todos ellos tocados por el atractivo e
ingredientes del espectáculo televisivo.
Abordan situaciones de ternura, de los
contenidos tradicionales de las revistas del
corazón, la fuga o desaparición de un hijo,
las tensiones y reencuentros amorosos, el
heroísmo de personas ante circunstancias
difíciles, el riesgo por salvar a otras
personas, asuntos judiciales, hechos
criminales y delictivos, engaños y separación
mediante la petición de perdón o simplemente
de búsqueda de un diálogo que permita aclarar
una situación que produjo la ruptura amorosa,
búsqueda de la verdad mediante una máquina,
intimidades personales y a veces no confesadas
dentro de una pareja, temas morbosos y de
violencia, costumbres y modas sexuales,
corrupciones económicas, etc.
Se ha llegado al sensacionalismo amarillo. El
morbo en torno a los sentimientos y pasiones
humanas lleva a escarbar en la intimidad de
los protagonistas. En unos casos los
protagonistas se niegan a "denudarse" en
público, pero es la estrategia del presentador
la que logra descubrirlo; en otros, ante una
oferta económica, no tienen ningún
inconveniente en confesar sus sentimientos y
vivencias personales. Son ingredientes de
espectáculo humano que se venden bien en
televisión, pero que se mueven permanentemente
en el filo de la legalidad / ilegalidad.
El informador parte de hechos, situaciones y
vivencias reales de los protagonistas e
incorpora tratamientos que resaltan los
aspectos espectaculares. Las vivencias pueden
ser de dolor, de amor, de esperanza, de odio.
En unas y otras situaciones el programa se
regodea en el espectáculo del ser humano
sometido a situaciones emotivas fuertes. Se
trata, pues, de hechos reales, de actualidad y
de interés para el público. Lo que diferencia
a estos programas de otros es el modo del
tratamiento, el formato, lo espectacular y con
frecuencia, lo morboso, así como la
incorporación de técnicas de ficción,
dramatización y reproducción simulada de
situaciones.
Históricamente ha tenido gran implantación en
el periodismo escrito la sección de sucesos,
ha pasado a televisión e incluso han llegado a
constituirse en el tema de especialización de
algunas publicaciones y, durante los últimos
años, en los programas específicos de
televisión. Los reality show acogen estos
contenidos y además otros muchos en los que
aparece el ser humano envuelto en una
situación de grandes emociones: dolor,
alegría, odio, miedo, perdón.
Es un enfoque de la información que abarca
múltiples variantes hasta constituirse en un
macrogénero o macroprograma. Hay zonas
fronterizas debido a que estos formatos tienen
elementos comunes y otros distintos. Lo común
es la referencia a una realidad personal o de
un pequeño grupo y el tratamiento de
ahondamiento en las en las emociones de tales
personas con tratamiento espectacular y
morboso. Es el dolor convertido en espectáculo
público, la pantalla de televisión agiganta el
hecho y multiplica su resonancia. Son temas
que conmueven a la sociedad, que llegan al
telespectador por lo que contienen de
experiencia humana.
Los géneros informativos más empleados en
estos programas suelen ser la entrevista a las
personas, grupos protagonistas, testigos de
los hechos y a aquéllas en las que repercuten
las acciones con objeto de explorar y sacar a
luz sus sentimientos más profundos. Se emplea
también el reportaje con diversas modalidades
y tratamientos hasta dar origen a nuevos
géneros por los elementos innovadores que se
introducen. Pueden diferenciarse, diversas
modalidades:
Reportaje de tipo testimonial en el que los
protagonistas narran los hechos directamente
ante la cámaro o se lo cuentan al periodista
quien organiza el relato ateniéndose con
exactitud a tal relato.
Reportaje de investigación. El periodista
indaga hechos a partir de unas pistas que ha
obtenido, busca las fuentes, interrelaciona
datos y hechos y trata de descubrir que es lo
que ha pasado; al final presenta lo conseguido
y los pasos dados hasta llegar a la
consecución.
Docudrama. Se parte de un hecho real y de los
datos comprobados, pero para reflejarlo ante
las cámaras se incorpora un tratamiento de
ficción, dramático.
Reportaje de reconstrucción simulada de hechos
para relatar el hecho como presumiblemente se
cree que ocurrió, pero del cual apenas hay
datos suficientes, es decir, se trata de
reportajes basados fundamentalmente en la
reproducción simulada con las mismas personas
protagonistas o con actores; con frecuencia se
ocultan los rostros de los actores que simulan
la acción. Se ofrece como algo que pudo
ocurrir de esa manera. El desarrollo de estos
reportajes está llevando a unas variantes tan
importantes que con frecuencia apenas permite
reconocer las huellas del reportaje o del
docudrama; están generándose otras modalidades
de géneros que habrá que esperar a su
consolidación para poder definirlas y
sistematizarlas con más claridad. Han entrado
en unas zonas fronterizas que prácticamente
han perdido los vestigios de sus orígenes de
reportaje.
Género de simulación de los hechos reales pero
provocados artificialmente para captar las
reacciones de otras personas. Generalmente
populares, ante tales hechos, se trata en este
caso de descubrir comportamientos éticos,
sentimientos, actitudes, con el objetivo de
crear un espectáculo humorístico en cuanto se
descubra la farsa montada para observar sus
reacciones; para el logro de una mayor
credibilidad y comportamiento natural del
protagonista se suele contar con algún amigo
que actúe como cómplice.
Tales géneros pueden aparecer de forma pura o
combinada formando un híbrido extraño hasta
producir otras variantes de géneros.
Jaime Barroso destaca tres elementos : "El
reality" se nutrirá de la noción de
autenticidad –lo que hace vivir y vibrar – de
verosímil – ficcionalmente coherente – y de
veracidad – la objetividad de la información
-; tres rasgos que serán el resultado y
consecuencia del "naturalismo" del relato
directo que emana de la gente común y de sus
historias realmente vividas.
Los reality show crean gran parte del
espectáculo en el estudio. Suelen tener una
parte de relato desarrollada en el lugar de
los hechos y luego otra parte en el estudio
que permite ofrecer más detalles, los
sentimientos de los protagonistas y las
reacciones del público asistente, aunque en
este caso, con objeto de incrementar el
espectáculo, su comportamiento está dirigido
por alguien del equipo de realización para que
aplauda, ría, se entristezca e incluso llore
por la conmoción que le provoca el sufrimiento
del protagonista.
En la segunda parte de la década de los
noventa algunos contenidos decaen, al menos
los más morbosos. Quedan otros que han sabido
mantenerse en un punto equilibrado entre lo
amable, el reencuentro gozoso, la búsqueda de
personas como servicio a otras y, en
definitiva, el lado amable de los reality
show. Como balance y valoración de este
formato sirvan las palabras de Barroso: "En
definitiva, un formato complejo, con muchas
variantes, que surge para explotar –
modestamente – una cierta expectativa de
mercado desde planteamientos de bajo
presupuesto, y que su impacto y éxito ha hecho
evolucionar hacia fórmulas y presentaciones
impensadas, pero manteniéndose fiel a los
contenidos más vinculados con las angustias
profundas del individuo: sucesos criminales,
amor (traicionado, abandonado, etc), sexo
(intimidades, transgresiones, violencia, etc).
casos judiciales (procesos, litigios,
conciliaciones, etc) medicina salud
(novedades, errores médicos, etc), intimidad
(vidas "secretas" de personajes públicos) etc.
2. 2. 2. Debate sobre posibilidades y
límites informativos
Los reality show son programas que se sitúan
en el límite entre la realidad, la simulación
y la ficción y participan de las
peculiaridades de unas y otras creando una
situación nueva. Algunos, planteados incluso
como servicio público, tratan de ayudar a las
personas y familias en situaciones dolorosas
por la desaparición o huida del hogar de
alguien próximo; encierran gran carga de
sentimientos y emociones que se traspasa al
telespectador. Se trata de implicar, o hacer
cómplice y cooperante, al telespectador quien,
a su vez, se integra en el relato mediante la
llamada telefónica para aportar nuevas pistas.
Hay, pues, un hecho real, algo noticiable,
pero cuyo tratamiento bordea los límites del
relato informativo con el de ficción,
especialmente cuando se realizan reportajes en
los que se simula cómo pudo producirse la
desaparición de la persona buscada.
Algunos programas se han planteado como ayuda
a la policía para esclarecer algún suceso de
violaciones, homicidios y secuestros sin
resolver. Se crea una situación fronteriza
entre el enfoque periodístico y policial
difícil de diferenciar a veces. El presentador
es apoyado por personas expertas para que
amplíen, analicen o comenten la información
sobre el caso tanto la existente como la que
vayan aportando los espectadores con sus
llamadas. Se presenta el caso con diversas
hipótesis de su desarrollo y se ofrecen los
números telefónicos para que la audiencia
pueda participar con sus llamadas y dar nuevas
pistas. A veces se visualiza la información
mediante un retrato robot de las personas
implicadas en el caso y testimonios de
personas que tienen algo de información. Los
riesgos de estos programas han llevado a
algunos emisoras y a programas particulares a
crear un libro de comportamiento o de ética en
el que se delimitan los contenidos, la
información y la frontera hasta la cual se
puede llegar periodísticamente y no incurrir
en comportamientos policiales.
La insistencia en estos temas ha llevado a que
aparezca muchos programas sobre tribunales,
abogados y situaciones complicadas de
comportamiento de abogados. No se trata de las
series de ficción que tienen como
protagonistas a los profesionales de estas
actividades, sino de situaciones reales o
supuestos sobre los que luego se abre un
debate periodístico en torno a los
comportamientos presentados.
Múltiples temas propios de los reality show
han pasado a formar parte de algunos
telediarios que tratan de dar un enfoque
social a la información y que con frecuencia
se sitúan en una zona arriesgada entre la
información y el morbo. En la selección se da
prioridad a temas sobre asesinatos,
violaciones, incendios, situaciones límite del
ser humano y grupos sociales. Los tratamientos
incorporan incluso la simulación incrementando
la confusión entre sociales. Los tratamientos
incorporan incluso la simulación incrementando
la confusión entre realidad y ficción. Es la
comercialización informativa de lo anormal,
aberrante y morboso hasta presentarlos como lo
representativo de la sociedad. Es el
periodismo sensacionalista tradicional llevado
a su externo máximo y a una presencia
cotidiana.
La fuerza de la imagen desencadena una fuerte
emotividad en torno a estas noticias y con
ello se manipulan los sentimientos de los
telespectadores. No interesa tanto la
indagación de las causas y soluciones de estos
casos cuanto la presentación detallada y
llamativa de los mismos. Cuanto más
espectaculares sena las imágenes, mayores
posibilidades tienen las noticias
correspondientes de ocupar los lugares más
valorados de los telediarios. Incluso se juega
con ellas para dinamizar la estructura de los
mismos o plantearla como cebo para las
interrupciones publicitarias y que el
espectador no abandone el canal.
El éxito de audiencia de estas noticias
conduce a una orientación del periodismo
televisivo a insistir en la búsqueda que
imágenes cada vez más impactantes de
detrimento del contenido riguroso y de la
calidad periodística.
En los programas informativos generales, y a
veces en los noticiarios, se desarrollan
estructuras que insisten en el tratamiento del
reality show. Se parte, por ejemplo, de un
docudrama para ofrecer historias reales, pero
con tratamiento libres de plena o casi ficción
o simulación. Luego algunos de los presentes
en el estudio, expertos o miembros del
público, dan su parecer o aportan datos que se
complementan con los del telespectador que
llama por el teléfono .
Las imágenes acentúan la representación de
estas situaciones al jugar con cambios rápidos
y presentación de múltiples situaciones
variadas a lo largo del programa par que se
pase sin descanso de una emoción a otra. El
telespectador se convierte en el voyerista de
los demás. Entra en la intimidad de los
sentimientos, en la vida privada de las
personas y de las familias. Desde el punto de
vista de la información no sirve la
justificación de que son hechos reales y, en
consecuencia, no se pueden ocultar a la
audiencia; también se observa que la vida
norma y de esfuerzo del quehacer cotidiano es
real y, sin embargo, no aparece en las
pantallas, porque no vende. Se confunde la
información de la realidad con lo vendible,
con las pasiones del ser humano.
En el trasfondo de todo ello aparece la
exposición al público de la intimidad de las
personas y, por tanto, se trata de un ataque
directo al derecho a la intimidad, aunque se
cuente con la anuencia del protagonista; y
mucho más cuando el consentimiento aparece
envuelto en la compra y comercialización de
los sentimientos y situaciones íntimas de las
personas y de la familia. Es el lado menos
justificable de la información y el más
arriesgado por atentar contra derechos
fundamentales de la persona.
2. 2. 3. Programas de protagonismo humano y
social
El hombre como tal, como sus vivencias,
opiniones y su forma de expresarse, es el
protagonista de estos programas. Están
presentes en la mayoría de los canales. Los
tratamientos varían desde la entrevista en
estudio o en el lugar donde vive y trabaja el
protagonista hasta los reportajes en los que
se intercalan las declaraciones propias y de
otras personas.
Se trata de programas biográficos sobre
personas conocidas y que den juego; se
profundiza en su personalidad hasta ofrecer un
retrato psicológico televisivo. En los
programas basados en entrevistas de
personalidad se genera el factor de
comunicación personal.
Nace una magia, un algo especial entre
informador y protagonistas, lo cual permite
cierto relajo en la formulación de preguntas
del entrevistador y que se introduzcan incluso
comentarios, añadidos, apostillas,
interrupciones en la respuesta.
También ha surgido con fuerza programas de
protagonismo social, de formas de ser y de
vida de diversos grupos y de personas que
viven en entornos sociales peculiares. Son
personas sin protagonismo especial en la vida
social y que se convierten en protagonistas de
programas televisivos. Hay una tendencia en
algunas personas a exhibir su vida en público
por muy común que sea. Es el deseo de todo ser
humano de convertirse en protagonistas de
programas televisivos. Hay una tendencia en
algunas personas a exhibir su vida en público
por muy común que sea. Es el deseo de todo ser
humano de convertirse en protagonista de algo
y, en este caso, de ser observado por millones
de espectadores, al menos unos minutos en su
vida. Ya no se trata sólo de participación en
concursos por sus destrezas, por su memoria o
por su fuerza, sino como presentador de su
forma de vida y de su pensar. Es la conversión
del espectador en estrella.
Este enfoque ha llegado a los telediarios. Hay
canales que buscan un pseudoprotagonismo
social. Las cámaras salen a la calle para
preguntar sobre cualquier tema con un
planteamiento de pseudoencuestas; en otras
ocasiones, para detectar algunos argumentos u
opiniones sobre una cuestión, aunque las
personas preguntadas carezcan de información
para opinar. Se pasa de este modo de los
protagonistas políticos a la búsqueda de los
protagonistas sociales, de noticias de relieve
social, de problemas familiares y de problemas
de relaciones humanas.
Bastantes de estos programas cuentan con
público en el plató. Unos, para participar por
ser testigos de alguna situación o familiares
del protagonista del programa. Otros, como
ambientación humana invitados por el programa
y que pueden actuar con sus aplausos, risas o
cualquier comportamiento totalmente libre, o
más frecuentemente de figuración, es decir,
pagados para que actúen conforme a las
orientaciones que se les vayan dando.
2. 2. 4. Programas con vídeos de los
telespectadores
También ha llegado la moda de solicitar a los
telespectadores el envío de sus vídeos
domésticos familiares que han logrado éxito en
todas las televisiones en las se han
programado. En unos casos se trata de la
captación por casualidad de situaciones
totalmente inesperadas. En otros se ha llegado
a simular y provocar escenas para que queden
captadas en el vídeo. En unos casos la
realidad es verídica, aunque parezca que
supera a la imaginación y en otros se ha
simulado una realidad, el documento visual
como tal, cuanto el lado humorístico, de
admiración, sorpresa y, sobre todo, de
espectáculo. El telespectador se convierte en
reportero y exhibe en público sus vicisitudes
reales o sus deseos de vivirlas.
2. 2. 5. Programas de búsqueda de
desaparecidos, encuentros y reconciliaciones
Son programas que tratan de descubrir una
realidad que casi nunca llega a las noticias
de los telediarios y que, sin embargo, oculta
una situación humana y familiar profunda. Son
hechos, que despiertan interés por representar
al ser humano con sus pasiones y sus
sentimientos.
Son los programas que, dentro de este grupo,
han alcanzado mayor éxito en los países en los
que se han desarrollado y los que más se han
identificado con los reality show. Debido a
las fuertes críticas que han padecido han
girado su enfoque hacia planteamientos
moderados y de servicio a familias y personas
particulares rehuyendo, o suavizando, dentro
de lo posible para el éxito del programa, la
insistencia en las emociones fuertes, en la
lágrimas y dolor. Ahora se presenta el dolor
humano y familiar pero huyendo del morbo.
El objetivo final es conseguir el reencuentro
de la familia y grabarlo como el logro
definitivo del programa. De hecho las cámaras
siguen a las personas desde el momento en que
, tras diversas indagaciones y llamadas
telefónicas de colaboración de los
telespectadores, se consigue el reencuentro
feliz. Es el momento de mayor emoción. Tal
reencuentro se produce en el estudio donde se
organiza el programa, o en otro punto, pero
siempre con la condición de ser registrado por
las cámaras par exhibirlo, posteriormente, con
los correspondientes comentarios en el
estudio, a la audiencia del programa. Aunque
se ha tratado de evitar, especialmente en los
canales públicos, el morbo de la exhibición
del sentimiento ajeno en la pantalla, sin
embargo, el programa trata de prolongar la
situación y rentabilizar en tiempo,
espectáculo y atractivo la situación, puesto
que el objetivo de servicio ya se consiguió en
el momento del reencuentro. A pesar de la
sobriedad con que se tiende a abordar los
temas, sin embargo, el propio hecho suscita
las emociones y sentimientos fáciles de los
telespectadores que siguen estos programas con
complacencia.
Los protagonistas suelen pertenecer a una
clase media y baja de la sociedad, a grupos
deprimidos o que han pasado por situaciones de
fuerte tensión como una guerra, un
enfrentamiento familiar grave tiempo atrás y
cuyas consecuencias han repercutido sin
quererlo en otros familiares y descendencia.
Se ponen al descubierto problemas ocultos de
la sociedad, rencores, instintos que sirven de
muestrario de la naturaleza humana. Subyugan y
atraen porque conectan con sentimientos
compartidos por todos. Es la exposición del
ser humano en su desnudez anímica.
Son programas en los que se consigue también
que cada persona pueda exhibirse unos minutos
ante millones de espectadores, aunque por ello
tenga que perder todo pudor sobre su vida,
infidelidades, reconciliaciones y sus
sentimientos personales o amorosos hacia otras
personas. Sus problemas personales son capaces
de congregar a una audiencia de millones al
convertirse en un espectáculo humano y
familiar para los demás.
de la verdad mediante un máquina. Nada se
desprecia con tal de conseguir el
descubrimiento de lo más íntimo de las
personas. La televisión muestra con las
cámaras las apariencias de los rostros
humanos, el En algunos casos se ha planteado
como auténtica confesión ante la cámara o de
búsqueda interior que se transmite mediante la
expresión corporal y, además, consigue sacar
la intimidad de las personas gracias a los
micrófonos, a lo que cada uno manifiesta de
sus sentimientos, de sus secretos, de vida
íntima y familiar.
Una variante de estos programas son los que se
centran en la petición de perdón por algún
error o enfrentamiento del pasado que ha
dividido a la familia o a unos amigos. Pero en
lugar de hacerlo personalmente o mediante
otras personas interpuestas, lo solicitan
directamente en público por televisión.
Todos ellos siguen unos planteamientos y
desarrollos bastante semejantes. Una persona
se arrepiente de algo que hizo y trata de
pedir perdón a otra persona. El peticionario
expone el tema ante la cámara por sí solo o
ayudado mediante la entrevista que le hace el
presentador. El expositor quiere hacerlo
público y se confiesa ante las cámaras, al
airear el asunto se rompe la intimidad de la
situación, el secreto de la familia y del
entorno local y se da a conocer al gran
público de la televisión. Con esas imágenes se
acude a la persona a la que se l le pide el
perdón y se recogen sus reacciones. Si se
produce la reconciliación, ambas personas
acuden al estudio para escenificarla y
analizar las causas y malentendidos hasta
alcanzar la solución feliz. En el supuesto de
que ésta no se produzca, las cámaras recogen
al menos la solicitud y las reacciones de la
persona con la que se había roto y no se llega
al encuentro en el estudio.
Cada programa recoge varias historias. Cada
una manifiesta elementos peculiares y que
hacen distintas a las demás. De hecho en la
selección y en la organización de cada
programa se busca esta variedad.
Con frecuencia los canales de televisión pagan
una cantidad por llevar este conflicto a las
antenas en incluso se negocia para que se
exageren algunos rasgos del hecho, o bien una
vez producida la reconciliación en privado, se
les pide que lo repitan en público; hay, por
tanto, parte de realidad y parte de puesta en
escena de ficción, de representación de
papeles que uno ha vivido con anterioridad, lo
importante es que todo ello se escenifique
ante las cámaras. Para que funcione el
componente espectacular suele llenarse el
estudio con público invitado – pagado o extras
para que aplaudan, sonrían y generen también
un ambiente acogedor a los protagonistas.
En suma, se trata de programas que ocupan
horarios de máxima audiencia, que se conciben
para competir con otros similares o no de
otras cadenas generalistas. Encierran el morbo
necesario, junto al espectáculo y el dolor
humano. Parten de hechos reales y de problemas
particulares de la vida cotidiana que se
convierten en hechos de interés informativo –
espectacular por concernir al ser humano.
2. 2. 6. Programas de presentación,
reconstrucción, simulación y cámara oculta.
La penetración de las cámaras en lugares
secretos para descubrir determinados
comportamientos provocados por simulación ha
alcanzado un lugar importante en diversos
programas televisivos.
Esta realidad plantea varios problemas como el
de la relación entre la simulación de hechos y
la información de realidades producidas en la
sociedad. Con las simulaciones se corre el
riesgo de que la audiencia tome como real lo
que es una representación. Se admiten estos
géneros como elementos de espectáculo más que
de información . Es el tributo a la parte de
ficción que esto conlleva. Jamás debería
introducirse en los telediarios, aunque con la
incorporación de la realidad virtual a las
informaciones sobre el estado del tiempo o
para los escenarios, se abre una brecha nueva
en las relaciones entre información-ficción y
representación.
Además de la simulación también se produce
algo similar con la reconstrucción de hechos y
la sustitución de pasos y procesos por
hipótesis de lo que pudo ocurrir, pero de lo
que no se tiene certeza de si ocurrió de una
un otra manera. Sin embargo, esta técnica es
muy útil par presentar un relato de hechos. Es
un tratamiento que está entre la ficción y la
realidad. Es normal que en las películas de
tipo histórico se trate de reconstruir unos
hechos, pero el espectador da por sentado y
admite que muchos de los detalles son de pura
invención, en los que predomina la
verosimilitud, pero no la autenticidad. Por el
contrario, la rigurosidad informativa reclama
la autenticidad del hecho. Por este motivo los
tratamientos de reconstrucción con elementos
de ficción se descartan de los telediarios.
Otra cosa es que se indague en lo que todo
ocurrir mediante los testimonios de testigos.
En los programas de reconstrucción de hechos
se muestra el suceso con cualquier recurso
aunque se salga de las exigencias
informativas. Frente a la autenticidad que
tiene que garantizar las noticias, aquí se
considera suficiente la verosimilitud para dar
aires de realidad a la narración de los
hechos.
Otra variante es la de la simulación de
situaciones límite provocativas para un
personaje que desconoce el montaje. Para el
éxito de la situación se cuenta con otras
personas cómplices y que son las que
contribuyen a da aire de naturalidad y
credibilidad a la situación. Se trata de
someter al personaje provocado a la
observación de sus decisiones, reacciones y
comportamiento ante un hecho determinado. Es
el sometimiento a una prueba arriesgada en la
que puede quedar retratada claramente su
personalidad. Se emplea la técnica de cámara
oculta. Antes de la emisión se solicita su
consentimiento, de lo contrario no se difunde.
Se trata de situaciones divertidas, que buscan
el espectáculo, el morbo y la curiosidad.
Hay otros programas que combinan el género
debate con la técnica de cámara oculta. Se
crea una situación, la cámara oculta la capta
y posteriormente en el estudio unos invitados
la analiza y debaten en torno a lo captado y a
los comportamientos de las personas implicadas
que también intervienen en el debate.
Ha habido periodistas que han llevado estas
situaciones a extremos inadmisibles, como es
el caso de aquellos que inventan reportajes
escandalosos y que los venden a las
televisiones. Es la máxima representación del
periodismo sensacionalista, aunque habría que
evitar el término periodismo ya que se trata
de pura invención y lo único que se mantiene
es la técnica del reportaje. Para una mejor
venta se abordan temas de gran interés social:
tráfico de drogas, contrabando de refugiados,
compra de niños. Para conseguir la
verosimilitud de reportero contrata personas,
como si fuera extras, que simulen determinados
comportamientos ante las cámaras o que relaten
una experiencia inventada como si la hubieran
vivido y luego truca y monta todo el material
captado según sus objetivos de falsa denuncia.
Cuando se descubre la falsedad de los
reportajes, la desconfianza y la falta de
credibilidad no sólo concierne al intrépido
reportero, sino también al cana emisor por no
comprobar antes de autenticidad de lo
relatado. Es más, sucesos de este tipo son los
que más dañan el prestigio del periodismo
televisivo al introducir la duda sobre la
autenticidad y veracidad de otros programas.
2. 2. 7. Programas de sucesos: la cámara
voyerista de la tragedia humana
Las cámaras penetran en los hechos trágicos de
la vida cotidiana. Penetran donde no llega la
mirada del espectador transeúnte y curioso que
pasa por el lugar. La cámara se convierte en
un voyerista cómplice de los dolores de las
familias, amigos y personas particulares y, en
suma, de lo tradicionalmente calificados como
sección de sucesos. En la televisión el asunto
adquiere matices peculiares calificado como
sección de sucesos. En la televisión el asunto
adquiere matices peculiares, ya que desborda
el contenido para centrar la atención del
espectador en la exhibición e intromisión en
los sentimientos humanos que emergen
espontáneamente en las personas vinculadas al
hecho. Interesa el contenido, pero con
frecuencia se impone los sonidos de sirenas de
ambulancias, movimiento de los médicos y de la
policía junto a los gritos desgarrados de
familiares, la sangre y las lágrimas en
primeros planos.
Los relatos y crónicas de sucesos siempre han
tenido una buena acogida en el periodismo,
incluso existen periódicos especializados en
estos temas: asesinatos, robos, tráfico de
drogas, violaciones, accidentes.
En televisión también tiene su presencia ya no
sólo en algunas noticias sino también en
programas específicos. Son programas que se
centran en la presentación de accidentes,
peleas callejeras, robos, etc. Para la
denuncia de estas situaciones se cuenta con la
ayuda de la policía. Con frecuencia los
reporteros siguen los pasos y vicisitudes de
una patrulla policial que vigila las calles
durante una noche para acudir a los lugares a
los que tenga que ir la policía y recoger
imágenes de los sucesos acaecidos. Los
programas no se quedan sólo en la captación de
las imágenes, sino que posteriormente, en el
estudio, son analizadas y comentadas por
expertos: abogados, psicólogos, médicos,
sociólogos. Los programas varían según la
insistencia y regodeo en la sangre, en los
lágrimas y gritos que suelen acompañar a estas
situaciones, pero en general, en lugar de
insistir en estos aspectos se trata de
profundizar en las causas y soluciones de cada
cuestión. A veces se lleva al estudio al
protagonista para que explique su vivencia y
dialogue con los especialistas.
Con frecuencia se trata de recoger también los
problemas cotidianos, los pequeños sucesos con
los que cualquier ciudadano se puede encontrar
en la calle. En estos casos el tratamiento es
similar, debido a que el objetivo es analizar
situaciones sociales, sucesos frecuentes de
alborotos y peleas entre grupos y no sólo los
más llamativos, como son los accidentes
mortales de tráfico. Son temas que por su
contenido e implicaciones de personas de la
vida corriente: reacciones de padres ante el
accidente o detención de un hijo y tratamiento
de cámara perseguidora de la acción, tiene
buena aceptación.
3. Modelo de la encuesta
¿Ves los Talk Shows?
Si
No
¿Cual ves?
a)Laura en America
b)Monica
c)Maritere
¿Con que frecuencia?
1 vez
2 a 4 veces
5 a 7 veces
No ves
¿Que te parecen?
a)Muy buenos
b)Buenos
c)Regulares
d)Malos
e)Muy Malos
¿Crees que los casos que se presentan son
reales?
a)Si
b)No
c)A veces
¿Cual te parece el mas interesante?
a)Laura en America
b)Monica
c)Maritere
¿Estas de acuerdo con la difusion de estos
programas?
a)Si
b)No
¿Crees que los "Talk Shows" tienen una
influencia:
a)Positiva
b)Negativa
4. Apreciación critica
Tal como la televisión normalizante y
portadora de "buenos valores" no ha colonizado
a las generaciones del modo deseado y previsto
(más bien ha dado pie a grandes oleadas de
hostilidad y tal vez haya contribuido al
nacimiento de las culturas marginales), la
punta alta y dramática de la televisión ha
coincidido con una progresiva disminución de
la formación de hostilidades. Una vez
representada por el televisor, la revuelta
efectiva ya no era necesaria. O por lo menos
ésta ha sido la opinión de numerosos
investigadores sociales que han notado el nexo
entre crecimiento del absentismo político y
expansión de la televisión de denuncia, y ello
contra el parecer de los políticos que se
obstinan, como en todas partes, en buscar
efectos directos y coherente sobre el
comportamiento.
Aparentemente, el problema está ligado
sucesivamente a otros, la representación de la
violencia y la representación de la obscenidad
por ejemplo, como estímulo a comportamientos
directamente dependientes de estas
provocaciones.
En este aspecto conviene separar los dos
campos y afirmar, entretanto, que la pista de
la indagación se pierde en los supuestos
perjudiciales de tipo normal y político,
cuando se busca el nexo directo entre imagen y
efecto de la imagen.
Toda investigación deja abierto el discurso
sobre el alcance real y sobre la profundidad
del fenómeno. Pero toda investigación, e
incluso la experiencia práctica, demuestran
claramente que el discurso sobre el nexo
directo y sobre el efecto inmediato no es
relevante y sólo lleva a cómodas y genéricas
peticiones de principio.
El problema que se ha de afrontar aquí es sí,
y de que modo, cambia la relación de los
usuarios con lo real y con la experiencia de
los hechos, cuando se cumple el paso del
contacto continuo con la representación; si, y
de que modo, esta representación asume
características particulares cuando se recurre
al uso del registro del acontecimiento como
testimonio sucesivo en otros contextos
televisivos. Es decir, cuando la televisión se
convierte en garantía y testimonio de sí
misma.
5. Conclusiones:
De acuerdo con lo observado e investigado
sobre este fenómeno social, discrepamos con la
critica intolerante que recusa al show sus
contenidos temáticos antes que el tratamiento
que reciben. No hay malos temas, solo hay
malos conductores. Condenamos la mentira y la
mediocridad estén donde estén pero no
condenamos a este genero legitimo. Estos
conductores que propiciaron un caos sin
salida, el dia que sus prejuicios impidieron
llegar al meollo del asunto, el dia que
cuadraron injustamente a sus casos mientras no
supieron cuadrar a los preguntones
cavernarios. Nosotros hemos entendido de
acuerdo a lo leído que el proposito de los
talk shows es llevar a la pantalla casos de la
vida real pero no necesariamente con los
protagonistas reales del caso, sino con gente
pagada para actuar como si les pasara a ellos,
pero se supone que los casos son reales, ahora
el problema con los programas nacionales es
que abusan de eso para ganar el famoso RATING
y distraer a la gente de los problemas reales
que aquejan a nuestra sociedad con la llamada
televisión basura, incluimos en esto a los :
Talk Shows, programas comicos de bajo nivel de
etica y moral (como el SHOW DE LOS COMICOS
AMBUANTES). De acuerdo a las entrevistas hemos
llegado a la conclusion que la gente los ve,
porque les gusta y a otros no porque les guste
ni porque les llame la atencion, sino ,
simplemente por el hecho que no hay otra cosa
que ver a una determinada hora y a mucha gente
le gusta eso de "meter golpe" y gritar y
agredir a la persona. Otra cosa que nos
dijeron las personas entrevistadas esque no
ponen programas culturales porque ninguna ha
tenido una buena acogida. Para que puedan
haber programas culturales es necesario
motivar a los niños y enseñarles a ver
programas culturales y que la television
nacional es PESIMA.
6. Bibliografía
Información televisiva, mediaciones,
contenidos, expresión y programación – Cebrián
herreros Mariano. Editorial Síntesis, Madrid,
España. 1998
Televisión: La Realidad como espectáculo.
Colombo, Furio2da Edición, Barcelona, España,
1976.
El espectáculo informativo o la amenaza de lo
real. González Requena Jesús.
Madrid, España, Edit. Akal, 1989
Por Ian Carlos Boggio Woll
ianboggio@hotmail.com